Castilla
hablador
Mis comienzos fueron a los 13 años. A mis padres les dejaron una tienda familiar (eramos cinco hermanos y un perro). Recuerdo que era naranja y tenía dos dormitorios. Mi madre no estaba muy convencida de poder dormir bien pero todo resultó estupendo. Fue en el Camping "Borbollón" en la provincia de Cáceres. Como les gustó compraron una tienda similar pero era de color azul y con ella estuvimos varios años con multitud de anécdotas. Recuerdo una Semana Santa en Málaga, el camping creo que se llamaba "Balneario del Carmen", hace poco lo visité y está abandonado. Nos cayó una lluvia de echarse a temblar. No me pregunteis cómo pero volvímos los cinco hermanos, la perra y mis padres y con la tienda en la baca del coche secándose. Luego compraron una caravana enorme que tenía dos comedores convertibles en cinco camas (dos literas y una enmedio) y una de matrimonio. La verdad es que lo pasabamos muy bien pero también es verdad que era todo un montaje, caravana avance etc. Cuando me casé pasé a la tienda canadiense cuasi individual. Con nuestra primera hija compramos una familiar pero enseguida me di cuenta que no, que no quería pasar una hora montando la tienda y tener que llevar remolque, baca etc. Volvimos a las canadienses y luego tuvimos un parón. Desde hace dos años hacíamos escapadas con una quetchua pero con lo imprescindible porque no me gusta el barullo de llevar muchas cosas. Curiosamente yo fui quien convenció a mi marido del tema camping y él es el que llevaba varios meses dandome la lata con el tema de la caravana. Al final claudiqué y la compramos hace menos de dos meses. La hemos estrenado en la webcampada de la matanza y ya estamos deseando salir otra vez.
Conclusión: por mucho que yo me negara me pudo el gusto por el camping que aprendí de adolescente.
Conclusión: por mucho que yo me negara me pudo el gusto por el camping que aprendí de adolescente.