Yo te cuento mi experiencia de hace ya seis años.
La caravana que tengo actualmente, es nueva.
Desde el mes de Noviembre de 2007 hasta Marzo de 2008 estuve en contacto con un señor de Valencia para comprarle exactamente esa caravana (obviamente de segunda mano). Él insistía en llevarla a mitad de camino entre Valencia y Madrid para que la viese y si la quería, le diese una señal. Yo no la podía coger todavía, porque me tenía que sacar el B+E.
Yo le decía que no era necesario, que en Semana Santa, ya con el carnet en la mano, iría a por ella. Estábamos de acuerdo en todo, a falta de poderla ver, pero tenía unos meses, no creo que hubiese sido ningún problema.
El jueves antes de Semana Santa, se presentó un comprador desde La Coruña a ver la caravana. El dueño me llamó todo compungido, diciendo que se la quería llevar. El viernes fueron al banco, hicieron una transferencia y se la llevó. Yo iba a ir a por ella ese viernes.
En ningún momento consideré que el señor de Valencia obrase mal conmigo. De hecho, le descargué absolutamente de todo cargo de conciencia (que sí que tenía y bastante), indicándole que yo no había sabido aprovechar las condiciones que él quiso facilitarme, incluso trasladando la caravana más cerca de donde estaba guardada.
Qué quiero indicar con esto. Que estamos en un mercado libre y variable. Es imposible decir que tienes algo atado y muy atado si no has realizado algo para atarlo. No es cuestión de palabra o no palabra. Es cuestión de intereses. Si el que te da 6500 se retranca ahora y no te la compra, y vas a buscar al de los 7500 y ya ha dejado de interesarle...¿Qué puedes hacer?. NADA, porque ninguno se comprometió en firme contigo. Como yo hice con el señor de Valencia. Estaba en su derecho y así se lo reconocí de venderle la caravana a quien quisiese.
Por cierto, estuvimos cinco meses intercambiando mensajes de correo, así que quedó una pequeña amistad que aún conservamos. Sin haberle visto jamás.
Saludos y perdón por el tocho.