JotaCe
hablador
Lo cuento como curiosidad, por si le sirve a alguien.
Ya hice algún comentario hace unos meses sobre el problema que me había supuesto a largo plazo dar grasa en los tornillos sin fin de elevación de las patas: al poco de darla van de lujo, pero con el tiempo la grasa se va secando y con el paso de los meses es peor el remedio que la enfermedad. Me tocó quitar toda la grasa vieja, con bastante esfuerzo, porque las patas iban cada vez peor.
Bueno, pues este verano casi nos quedamos en tierra por algo parecido. NOTA: lo que viene a continuación es una batallita que os podéis ahorrar (el mensaje ya está dado), pero lo cuento para los curiosos y porque así me entretengo:
Nos íbamos de vacaciones. Lo típico: prepararlo todo el día antes, madrugar, cargar el coche, cabrearse (no sé por qué, pero siempre acabamos discutiendo; que si dónde vas con todo eso, que no cabe, que si para qué llevamos tanta comida, que allí también hay tiendas... lo típico). En fin, que una vez preparado todo, y después de sentarme a esperar (sigo sin explicarme cómo yo soy capaz de vestirme, desayunar, bajar las maletas, cargar el coche, poner la bola y los espejos, y aún me queda tiempo para sentarme a ver las noticias... mientras otros simplemente se visten y desayunan), pues finalmente salimos hacia la caravana.
Llegamos, y mientras mi mujer va metiendo dentro algunas cosas (lo del frigorífico, etc), yo voy a poner la jockey para subir patas. La jockey la dejamos siempre quitada como precaución (hemos oído que a alguien le ha "volado"). Pues bien, la coloco, y cuando voy a apretar el tornillo-manivela que la sujeta, resulta que no aprieta. No llega al final. La rosca se ha estropeado.
La cagamos. Sin jockey, imposible maniobrar la caravana. Aunque pudiéramos engancharla (tal como la tenemos aparcada, sería fácil), al llegar al destino no podríamos colocarla en la parcela.
Pruebo una y otra vez, ya sin la jockey, sólo probando la rosca. Nada, no hay forma, la rosca se ha jodido y no entra del todo. Como la tuerca está fija a la lanza, necesitaría un macho de roscar para repasarla, y no tengo. Y hoy es domingo. Se nos ha jodido la salida, se lo digo a mi mujer: como mínimo, nos toca quedarnos como mínimo hasta el día siguiente, y eso confiando en que nos la puedan reparar a primera hora rápidamente.
No entiendo cómo ha podido pasar: la última vez que cogimos la caravana (no hace tanto, un par de meses máximo), la rosca iba perfectamente. ¿Se ha estropeado sola? Qué cosa más rara, pero el caso es que ha pasado.
Sin esperanzas, pruebo una y otra vez a roscar la manivela, pero imposible, de cierto punto no pasa. Le queda relativamente poco para llegar a apretar la jockey, pero lo suficiente. Necesitaría algún suplemento, aunque fuera para salir del paso: un trozo de tubo, algo... ¡Coño, arandelas gordas, cómo no se me había ocurrido antes! Buscando y rebuscando, tanto en el coche como en la caravana, sacando de aquí y de allá (menos mal que tengo algo de "diogenitis"), al final consigo encontrar 3 arandelas herrumbrosas y ¡bingo! Poniéndolas consigo que la tuerca apriete lo suficiente. Tengo miedo de si habrán entrado suficientes hilos de rosca para que sea seguro, o terminaré por joder la rosca del todo en cuanto llegue a destino y meta el mover, pero de perdidos al río, si hay que repararlo una vez en destino, ya buscaremos dónde, la cuestión es no perder días de vacaciones a lo tonto.
En fin, que finalmente, con una hora de retraso, conseguimos salir. Al final, el invento de las arandelas aguantó todas las vacaciones hasta la vuelta.
Una vez aquí, tocaba arreglarlo. Pedí prestados unos machos de roscar, y me fui para la caravana.
Primero repasé la manivela, la rosca macho. Se veía bien, pero no estaba de más repasarla. Tenía restos de grasa reseca (yo no le había dado grasa nunca, pero se ve que el anterior dueño sí) y aunque ya la había limpiado todo lo posible el día del problema (por si tuviera la culpa), no estaba de más repasarla. De hecho, salió bastante mierdecilla.
Luego tocó la tuerca, la parte que estaba mal. Empiezo a meter hasta notar la resistencia. Empiezo a apretar, con fuerza; no me extraña tener que forzarlo, al fin y al cabo tengo que rehacer la rosca, tengo que "comer" acero, tiene que ir duro... Avanzo un poco y decido sacar el macho para eliminar la viruta (no he hecho esto nunca antes, pero me parece lógico ir pasito a pasito). La sorpresa es que no me encuentro viruta, sino un amasijo de "goma" negra. No me jodas que todo esto lo ha provocado la grasa vieja...
En fin, no me enrollo más. Vuelvo a roscar, vuelvo a sacar, así sucesivamente hasta dejarlo limpio. Todo era grasa vieja convertida en un pegote sólido. Una vez eliminada, la manivela volvía a roscar perfectamente.
Hay que joderse, lo mala que es la grasa consistente en las roscas con el paso del tiempo...
Ya hice algún comentario hace unos meses sobre el problema que me había supuesto a largo plazo dar grasa en los tornillos sin fin de elevación de las patas: al poco de darla van de lujo, pero con el tiempo la grasa se va secando y con el paso de los meses es peor el remedio que la enfermedad. Me tocó quitar toda la grasa vieja, con bastante esfuerzo, porque las patas iban cada vez peor.
Bueno, pues este verano casi nos quedamos en tierra por algo parecido. NOTA: lo que viene a continuación es una batallita que os podéis ahorrar (el mensaje ya está dado), pero lo cuento para los curiosos y porque así me entretengo:
Nos íbamos de vacaciones. Lo típico: prepararlo todo el día antes, madrugar, cargar el coche, cabrearse (no sé por qué, pero siempre acabamos discutiendo; que si dónde vas con todo eso, que no cabe, que si para qué llevamos tanta comida, que allí también hay tiendas... lo típico). En fin, que una vez preparado todo, y después de sentarme a esperar (sigo sin explicarme cómo yo soy capaz de vestirme, desayunar, bajar las maletas, cargar el coche, poner la bola y los espejos, y aún me queda tiempo para sentarme a ver las noticias... mientras otros simplemente se visten y desayunan), pues finalmente salimos hacia la caravana.
Llegamos, y mientras mi mujer va metiendo dentro algunas cosas (lo del frigorífico, etc), yo voy a poner la jockey para subir patas. La jockey la dejamos siempre quitada como precaución (hemos oído que a alguien le ha "volado"). Pues bien, la coloco, y cuando voy a apretar el tornillo-manivela que la sujeta, resulta que no aprieta. No llega al final. La rosca se ha estropeado.
La cagamos. Sin jockey, imposible maniobrar la caravana. Aunque pudiéramos engancharla (tal como la tenemos aparcada, sería fácil), al llegar al destino no podríamos colocarla en la parcela.
Pruebo una y otra vez, ya sin la jockey, sólo probando la rosca. Nada, no hay forma, la rosca se ha jodido y no entra del todo. Como la tuerca está fija a la lanza, necesitaría un macho de roscar para repasarla, y no tengo. Y hoy es domingo. Se nos ha jodido la salida, se lo digo a mi mujer: como mínimo, nos toca quedarnos como mínimo hasta el día siguiente, y eso confiando en que nos la puedan reparar a primera hora rápidamente.
No entiendo cómo ha podido pasar: la última vez que cogimos la caravana (no hace tanto, un par de meses máximo), la rosca iba perfectamente. ¿Se ha estropeado sola? Qué cosa más rara, pero el caso es que ha pasado.
Sin esperanzas, pruebo una y otra vez a roscar la manivela, pero imposible, de cierto punto no pasa. Le queda relativamente poco para llegar a apretar la jockey, pero lo suficiente. Necesitaría algún suplemento, aunque fuera para salir del paso: un trozo de tubo, algo... ¡Coño, arandelas gordas, cómo no se me había ocurrido antes! Buscando y rebuscando, tanto en el coche como en la caravana, sacando de aquí y de allá (menos mal que tengo algo de "diogenitis"), al final consigo encontrar 3 arandelas herrumbrosas y ¡bingo! Poniéndolas consigo que la tuerca apriete lo suficiente. Tengo miedo de si habrán entrado suficientes hilos de rosca para que sea seguro, o terminaré por joder la rosca del todo en cuanto llegue a destino y meta el mover, pero de perdidos al río, si hay que repararlo una vez en destino, ya buscaremos dónde, la cuestión es no perder días de vacaciones a lo tonto.
En fin, que finalmente, con una hora de retraso, conseguimos salir. Al final, el invento de las arandelas aguantó todas las vacaciones hasta la vuelta.
Una vez aquí, tocaba arreglarlo. Pedí prestados unos machos de roscar, y me fui para la caravana.
Primero repasé la manivela, la rosca macho. Se veía bien, pero no estaba de más repasarla. Tenía restos de grasa reseca (yo no le había dado grasa nunca, pero se ve que el anterior dueño sí) y aunque ya la había limpiado todo lo posible el día del problema (por si tuviera la culpa), no estaba de más repasarla. De hecho, salió bastante mierdecilla.
Luego tocó la tuerca, la parte que estaba mal. Empiezo a meter hasta notar la resistencia. Empiezo a apretar, con fuerza; no me extraña tener que forzarlo, al fin y al cabo tengo que rehacer la rosca, tengo que "comer" acero, tiene que ir duro... Avanzo un poco y decido sacar el macho para eliminar la viruta (no he hecho esto nunca antes, pero me parece lógico ir pasito a pasito). La sorpresa es que no me encuentro viruta, sino un amasijo de "goma" negra. No me jodas que todo esto lo ha provocado la grasa vieja...
En fin, no me enrollo más. Vuelvo a roscar, vuelvo a sacar, así sucesivamente hasta dejarlo limpio. Todo era grasa vieja convertida en un pegote sólido. Una vez eliminada, la manivela volvía a roscar perfectamente.
Hay que joderse, lo mala que es la grasa consistente en las roscas con el paso del tiempo...