Lo más básico es la limpieza, especialmente en baños. Sin eso, el resto sobra. Y preferible que, aunque estén limpios, no parezcan unos baños de gasolinera de hace 50 años, que todavía los hay. Que se pueda uno duchar y… lo demás… a gusto.
Eso habría que darlo por hecho, aunque desgraciadamente todavía hay excepciones. Aparte de eso, pues muchas cosas, y no siempre las mismas, pues lo que pido para un tipo de camping no lo pido para otro, a mí me gustan muchos tipos de vacaciones distintas, y a lo mejor me apetece una semana en un camping playero con diez restaurantes y parque acuático, y otra semana me apetece un camping solitario perdido en medio del monte.
Pero intentando sacar la esencia:
-Ubicación. O bien cerca de puntos de interés (pueblos, rutas, etc) o bien que la propia ubicación del camping sea “de interés” (en un bosque, en un monte…). No entiendo un camping en medio de un páramo lejos de todo (y los hay, y caros, y concurridos), por muchos servicios que tenga (sí, hablo del Marjal de Crevillente, por ejemplo; un buen camping al que no se me ocurre volver).
-Parcelas amplias. Que puedas colocar la caravana y el coche y te quede sitio para extender el toldo y poner la mesa y las sillas sin rozar la caravana o el coche…
-Fregaderos con agua caliente. En verano da igual, pero en invierno en algunos sitios… a veces he creído que perdería los dedos…
-Si abre en invierno, calefacción en las duchas. Y si no, que no abran en invierno.
-Tranquilidad. Quien quiera fiesta, que se vaya al bar. Respeto es una palabra que muchos desconocen. Lamentablemente, no siempre depende del camping (aunque influye).
-Precio acorde con el camping. Estoy dispuesto a pagar más si el camping lo merece… pero conozco pocos que realmente merezcan el sobreprecio que aplican (alguno sí).
El resto… pues ya depende del momento, del lugar, del precio (a más precio, más pido), etc.