Resulta grande y brillante, mas visto por fuera que por dentro. Después de
esperar una gran cola para subir en
ascensor, las vistas son bastante
amplias, pero no demasiado hermosas.
Desde arriba se ve el Mini Europe
parque situado en Brupark, en el que se
reproducen monumentos a escala de los
miembros de Unión europea. Puede
resultar entretenido, pero no para
justificar su precio. La entrada al
Atomiun: 9 euros adultos y 6
estudiantes.
Después nos dirigimos al centro para ver
la parte antigua. Después de dar mil
vueltas y comprobar el caos que son los
parkings, visitamos la Iglesia de Saint
Michel y Saint Gudule, que sí es un
magnífico ejemplo de arte gótico,
aunque el entorno deja bastante que desear.
Luego paseo por las galerías de Saint Hubert que son avenidas comerciales
cubiertas con sus tentadoras confiterías repletas de bombones de
chocolate.