En la oficina de información nos cuesta encontrar a alguien que entienda el inglés, allí solo
hablan checo…
Nos indican un paseo
que lleva a un palacio
precioso, rodeado de
fuentes de chorros muy
bonitas,
y
todo
amenizado con grupos
de jóvenes músicos
tocando
en
directo
música
clásica,
que
resulta muy apropiado
para el entorno.
También
nos
recomiendan beber de
las fuentes que hay por
allí, varias, de las que sale agua mineral. Todo el mundo lo hace, pero nosotros la probamos, y
la verdad, tiene un gusto no muy agradable, aunque supongo que es cuestión de
acostumbrarse.
Después de ver el pueblo, que está lleno de balnearios y hoteles, todo muy cuidado,
continuamos la ruta hacia el próximo pueblo, que es Franziskovy Lazne, que visitamos algo
más rápidamente, esta vez en coche, y resulta ser también muy bonito. Los edificios e iglesias
son espectaculares del tipo de construcción típico de esa zona.
Hay un gran balneario llamado Aquaforum que parece ser bastante popular, y muy grande, con
piscinas interiores y exteriores, digno de ser visitado de haberlo sabido antes.
Y para continuar la ruta, y una vez habiendo comido un picnic que llevamos, nuestros famosos
bocadillos de pa amb tomàquet, como buenos catalanes… jeje, llegamos a la gran Karlovy Vary,
que es la ciudad más
importante de esta
parte de la Bohemia, y
con razón.
Resulta ser una ciudad
espectacular,
incluso
más bonita que Praga,
donde hay un largo
paseo bordeando el río,
que atraviesa la ciudad
llena
de
preciosos
edificios de colores, y
también alguna galería
donde tocan música en
vivo.
El entorno es idílico y muy bohemio. Es una ciudad imprescindible en la República Checa.
Después de la calurosa visita, ponemos rumbo al camping, ya que ha sido una ruta algo más
larga de lo esperado, pero ha valido mucho la pena.
