Allí nos facilitan más planos, y entre ellos uno que nos va genial, porque marca una ruta a pie,
para no perderte nada, en un día.
Así que siguiendo la ruta podemos visitar las calles céntricas llenas de tiendas y gente, con un
gran ambiente.
Llegamos a la catedral de San Esteban, que es preciosa, aunque está en fase de restauración, y
la pillamos algo tapada.
Pasamos entre otros sitios, por el famoso triángulo de las Bermudas, que es una de las zonas
de marcha más conocidas de Viena, aunque obviamente no podemos disfrutarla ahora.
Seguimos por el cruce de Judenplatz, lugar conmemorativo judío, hasta llegar a la plaza Am
Hof, una de las más bonitas e importantes del casco antiguo de Viena.
Paramos a comer unos bocadillos por uno de los innumerables chiringuitos que hay por allí, y
continuamos la marcha, después de comernos unos exquisitos helados.
También pasamos por el Burgtheater, enfrete del Rathaus, donde hay una plaza llena de
chiringuitos de comidas, bebidas, y mucho ambiente, como zona de reunión.
Continuamos paseando hasta llegar al imponente Parlamento, con la fuente de Palas Atenea, y
el museo de Bellas Artes.
Después cruzamos a través del Palacio Imperial por la Heldenplatz, donde vemos la amplitud y
lujo de los palacios de los emperadores.
Desembocamos de nuevo en las calles del centro histórico, por donde podemos curiosear un
poco por las zonas de tiendas, con gran ambiente.
Volvemos para el coche, y damos por concluida la visita.
Viena se puede visitar en un día, si no tienes intención de entrar en los museos. El centro
histórico está muy bien distribuido, aunque es algo caro, pero en general es una ciudad
imprescindible. Muy bonita.
Llegamos bastante pronto al camping, así que aún tenemos tiempo de descansar.
