

Londres y el sur de Inglaterra
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Poco después de terminada la obra, el edificio ardió. Era el año 1194, y el
obispo inmediatamente removió las fuerzas de aquella vigorosa cristiandad
para reedificar el templo en treinta años.
De esta manera, se pueden distinguir partes de distintas épocas. En la cripta
aún hay un muro galorromano; la generalidad de la cripta es románica, y en
la fachada sur hay gran parte románica y el resto gótico.
En la fachada se distingue perfectamente esta transición. La Portada Real,
con sus magníficas esculturas, es románica, igual que la torre más sureña,
de 103 metros de altura; el rosetón es ya del siglo XIII y en la torre de la
izquierda hay obra de distinta época, aunque el remate final –de gótico
florido- corresponde al siglo XVI. Esta torre alcanza 112 metros.
El maestro que organizó la Portada Real había trabajado en Saint-Denís
para el poderoso abad Suger. La estatuaria del maestro está en la puerta
central.
Sobresalen sus magníficas estatuas de reyes y reinas y el vigoroso Cristo.
El interior es bellísimo, especialmente cuando el día es luminoso. Al avanzar por la nave central el
viajero queda sumido en un inmenso goce de belleza, y a medida que se acerca al crucero siente
como van evolucionando las medidas del templo y los juegos de perspectivas.
Esa imagen de ascensión en el goce estético y espiritual viene realzada por el propio desnivel del
suelo, creciente en altitud hasta la cabecera.
En el siglo IX, Carlos el Calvo regaló a Chartres una reliquia especial: la túnica que llevaba la Virgen
María el día de la Anunciación. En 1194, cuando los pasmados hombres de la ciudad removían los
escombros después del incendio, hallaron la túnica intacta, en la cripta. Aquel hallazgo les dio vigor
para emprender una nueva construcción. Si hasta entonces, las iglesias se dedicaban a los santos,
Chartres dedicó totalmente su gran templo a la Virgen. 175 representaciones de la Virgen se hallan
en el lugar.
El interior, de tres naves, con magnifico y amplísimo crucero, tiene unas notabilísimas vidrieras, gran
parte de ellas de los siglos XII y XIII. Destaca la gama de los azules.
Entre las vidrieras destaca la de Notre-Dame-de-la-belle-Verrière, ubicada junto a la portada Sur, en el
primer conjunto en dirección hacia la girola.
Tiene el templo 130 metros de largo, la nave principal tiene 16,4 metros de ancha y su altura es de
37,5 metros. El conjunto presentó importantes innovaciones en el gótico, especialmente en materia
de bóvedas y arbotantes. En Chartres nació el gótico lanceolado.
Otros monumentos y museos
Existen además otros edificios de interés para el visitante de Chartres.
Sobresale la iglesia de San Pedro, antigua abadía, del siglo XIII con excelente estructura y buenas
vidrieras del siglo XIV. También es interesante San Andrés, del XII y transformada en un centro de
exposiciones.
La ciudad vieja cuenta con alguna bellas casas antiguas, una de ellas la Maison du Saumon, cercana
a la catedral, con interesante estructura de madera esculpida, del siglo XVI. También se hallan
algunas casas interesantes en las calles Chantault y Ecuyers