Viajes por Europa (III parte). Castillos del Loira (II parte), Valle del Mosela, Selva Negra y Austria.
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CAPÍTULO 15 / Viernes 15 de agosto
(Aviñón – Medinaceli): 888 Km.
En contra de lo esperado, a partir de la una de la madrugada la noche ha sido tranquila. Hartos de
ingerir alcohol, seguro que más de uno terminó en el río oreándose para que se le pasase la
mona. Mientras Inma prepara el desayuno, salgo a dar un paseo para ver “el campo de batalla”
que han dejado durante la pasada noche. Botellas de cerveza rotas, basura por todos lados,
restos de fogatas, ropa interior de hombre y de mujer colgadas de las ramas de un árbol como si
fueran presentes de navidad y otras “lindezas” escatológicas es lo que me encuentro alrededor de
la autocaravana. Estoy seguro que volveré a Aviñón para ver esta ciudad que, por lo que he leído,
es muy bonita, pero también estoy seguro que aquí no pernocto más; por mi padre.
Dicho esto, os diré que en nuestro penúltimo día del viaje, el sol y el viento nos acompañan. Ha
amanecido un día soleado pero ventoso, muy ventoso. Tras el desayuno, salimos de Aviñón con
la intención de aproximarnos lo más que podamos a Zaragoza. Veamos si es posible.
A la salida de la ciudad, paramos en un E.Leclerc a repostar. El gas-oil aquí está más barato que
en la autopista y aprovechamos para llenar el depósito. Está a 1,26€/litro. Ya sabéis que para
pagar en las gasolineras hay que pasar por un estrecho carril que desemboca en una caseta
donde se abona, bien mediante tarjeta, bien en efectivo, el importe del gas-oil repostado. Tan
estrecho es el carril que por muchas maniobras que hago no consigo cuadrar la autocaravana.
Tanta maniobra hago que la cola que genero detrás para pagar es de cuatro o cinco coches. La
he liado parda. En la última maniobra rozo con una protección de la caseta en los bajos de la auto.
Apenas se ve el roce pero me niego a seguir ante el peligro de más colisiones. Pago a pie de
caseta y retrocedo como puedo mientras un empleado del centro comercial me guía para, marcha
atrás, salir por donde hemos entrado. El mundo al revés. Ya decíamos nosotros que no habíamos
hecho ninguna este año…
Por la A7 el sol y el viento nos persiguen implacables. Por momentos, el fortísimo viento lateral
nos mece como si fuésemos un barquito de papel. Mis manos están rojas, cual tomate maduro, de
sujetar con fuerza el volante; parecen haber hecho en éste las marcas de un joystick. Al llegar a
Narbonne nos detenemos para descansar un rato y ver si nos da un respiro Eolo. Pero lejos de
parar, cada vez empuja con más fuerza. En los paneles informativos de la autopista repiten hasta
la saciedad lo de “Rachas de fuerte viento”. En este punto nos planteamos no bajar por La
Junquera e irnos atravesando los Pirineos hasta Irún. Hay más kilómetros pero creemos que el
viento desaparecerá. Echando cálculos, tanto en distancia como en tiempo, y sopesando los pros
y los contras, optamos por bajar por Cataluña y rezar para que la cosa mejore.
Y así es, la cosa mejora. A las 14:30h cruzamos La Junquera con una tranquilidad inesperada. El
viento casi ha desaparecido y ha dado paso a un día tranquilo. Manolo escobar cantando
“Madrecita María del Carmen” nos recibe en Radio RM. Más cañí imposible. Brutal. Sintonizamos
una emisora local de la SER y alguien está contando su vida, la de los demás, y además tiene
tiempo de explicar los errores de la política municipal del municipio, las previsiones de tráfico... al
tiempo que participa, de forma vehemente, en la tertulia que en esos momentos se inicia. Una
auténtica bestia radiofónica. Nosotros, in mente, aún estamos en Francia. Sólo cuando llegamos a
las inmediaciones de Barcelona, somos conscientes de que se acabaron las vacaciones. Estamos
en España.