

Visitamos la tienda del club. Es muy grande y está llena de cualquier
objeto imaginable con sus colores y escudo. Frikismo futbolero en
grado máximo.
Volvemos al parking y vamos a pagar. Segunda sorpresa agradable
del día. Es gratis. No se cual es la causa, el alemán no se me da muy
bien.
La siguiente visita es la que mas dudas nos ha generado desde que
empezamos a preparar el viaje: El campo de concentración de
Dachau..
El porque de las dudas. Vamos con nuestro hijo, que sólo tiene 6
años. Si tuviese unos cuantos mas y hubiese oido campanas sobre el
nazismo y la Segunda Guerra Mundial, no habría duda. Visita
obligada. Soy de la opinión de que hay cosas que para que no se
repitan no hay que olvidarlas. En unos pocos años ya no quedará
nadie que pueda hablarnos de esto en primera persona. Mi obligación
es no permitir que para mi hijo seis millones de muertes absurdas
caigan en el olvido, o sean una aburrida lección mas en el libro de
história.
El miedo es que sólo con 6 años pueda traumatizarle tanto horror sin
sentido.
Al final optamos por una solución a medias. Entramos a visitar el
campo, pero no visitamos el museo, que es donde están las imagenes
mas explícitas de la pesadilla vivida ahí dentro hace sólo unos pocos
años.
Creo que fue una buena decisión.