Pues yo tuve una historia hace justo 20 años que cambió mi modo de viajar...
Llego al camping de la fuente de la Pascuala, en Cazorla. Planto mi tienda, una iglú pequeñita, y a mitad de la noche, una tormenta de las que hacen historia. Hasta el punto de que el agua corría por el camping y se metía en la tienda.
Antes de amanecer recogemos todo lo que hay en la tienda (mojado) y lo metemos en el coche sin mirar, solo para evitar que se moje mas... Tratamos de descansar un poco, pero era imposible.
Amanece y sigue lloviendo, me tropiezo con uno de los vientos de la tienda y casi me rompo un brazo, hasta arriba de barro, todo embozado de barro y agua.
Un vecino que viajaba en una caravana, me presta una lona que atamos (sin dejar de llover) entre cuatro arboles sobre la tienda, mi pareja y yo sentados bajo esa lona, todo mojado, empapados, la tienda en pie, montada con todos sus vientos en perfecto estado, pero llena de agua.
Otro vecino nos invita a un café, mi mesa estupenda de cocinar completamente mojada y recogida dentro del coche.
Mi pensamiento, sentado, dolorido, mojado, embarrado era para esas dos buenas personas que viajaban en caravana, y se me hizo la luz... NECESITO UNA CARAVANA...
Tan pronto como dejó de llover, le pedí una bolsa de basura al personal del camping y recogí la tienda, y la metí en la bolsa con algunas cosas mas, tan mojadas que estaban inútiles o tan inútiles que no se habían mojado.
Ese mismo mes compré una camper de segunda mano. LA LLUVIA ME HIZO VER LA LUZ.