No quiero polemizar porque cada uno tiene su ideología y supongo que el entorno o lo que sea le habrá influido. Creo que hay que distinguir entre cultura social e ideología política. Me parece muy bien y tengo una curiosidad antropológica que me hace aplaudir cualquier recuperación de tradiciones o mantenimiento de lenguas y culturas que, de otra manera acabarían extinguidas en un mundo (lamentablemente, desde mi punto de vista) demasiado globalizado, sobretodo económicamente.
Partiendo de que la economía es la base de las relaciones entre los humanos, hay que observar que los planteamientos estrictamente políticos sólo pueden verse a partir de ciertos estándares de calidad económica o, todo lo contrario, a partir de estándares de desesperación social. Por otro lado, probablemente la exaltación nacionalista periférica no se entienda sin una exaltación nacionalista centralista, que es lo que ha pasado en este país en los últimos años (por poner un ejemplo, cuanto más atacaba el PP a Cataluña, más crecía ERC en Cataluña y más "separatista" era su discurso, lo cual fortalecía al PP en el resto del Estado). En fin, que no me gustan los nacionalismos, creo que pertenecen a la esfera de lo burgués, nacieron en el ámbito de las clases acomodadas de provincias y, con la mentalidad que tengo de obrero, creo que sólo sirven para desviar la atención sobre lo primordial, que es la defensa de las personas socialmente más desfavorecidas, que somos, unos más que otros, la inmensa mayoría. Por eso no entiendo los nacionalismos de izquierda (me parecen una contradicción).
Pero me parece fascinante que haya pueblos y culturas que mantengan su idiosincracia durante siglos, incluso siendo brutalmente perseguidos. Y no entendería que Irlanda no hiciera revivir su idioma, aunque siga manteniendo el inglés porque la economía manda.
También es cierto que, probablemente los posicionamientos de los nacionalismos periféricos hubieran sido distintos si el Estado que se intentó fraguar en la República ( y en el cual está basado el actual, y que probablemente acabará en un estado federal -sería lo lógico- ) hubiera permanecido y sobretodo la dictadura, tan represiva con "lo contrario al monolitismo oficial" no hubiera existido.
Pero la economía manda y por eso en Quebec, por mucho que lo han intentado, no se ha conseguido la separación de Canadá (los intereses económicos americanos pueden más que las ansias de libertad de los quebequeses). En Euskadi y Cataluña probablemente pasara lo mismo (por ejemplo, empresas como Mercedes o Michelín, Nissan o Seat cambiarían su ubicación, ..., y no son sólo ellas, detrás se cerrarían las auxiliares, detrás los supermercados, las inmobiliarias, las constructoras...). Así es la j. economía de libre mercado (cuando hay que reducir costes porque nos llega una crisis, se reduce con los gastos del estado social, pero las ayudas al sistema financiero y las normas que permiten las tropelías que llevan a crisis como la actual, siguen vigentes, y los malos son los inmigrantes, los funcionarios, los jubilados..., pero nunca esas sabandijas que se enriquecen a costa de poner en jaque sistemas financieros y sistemas sociales, sólo para sacar un beneficio económico).
Así pues, lo primero es la economía, nuestra economía, a partir de ahí vienen nuestras fantasías políticas, de las cuales los hacedores de la política saben sacar provecho para, al igual que esas sabandijas juegan con economías a nivel global, jugar con nuestros sentimientos y nuestra forma de pensar.
Y esto no deja de ser una parrafada política, porque como decía un filósofo, que no me acuerdo su nombre, el hombre es un animal político.
Bueno y dejemos a los euskaldunes que se expresen en su antigua (aunque remozada) lengua. Prometo no intervenir más. Gabón.