Día 14 de agosto
Nos levantamos sobre las 8 de la mañana, con un día bastante lluvioso, enganchamos la
caravana y nos dirigimos hasta Zaragoza, donde haremos la ultima parada antes de
llegar a casa.
Hacemos un alto en la zona de descanso de la autopista cerca de la ciudad de Bilbo, y
decidimos que ya no pararemos mas hasta llegar a las cercanías de Zaragoza,
exclusivamente para repostar. Nada mas bajar del coche en la zona de servicio de
Sobradiel, nos damos cuenta de la diferencia de temperatura que teníamos por la
mañana cuando salimos de Ruiloba, y es que habíamos pasado de 18 grados a las 8 de
la mañana, a los 35 grados a la una del mediodía.
Poco después llegamos al camping ciudad de Zaragoza, donde no hacia falta reserva,
tal como comprobamos, ya que la dificultad estriba en encontrar una sombra. Nos
decidimos a estacionarnos cerca de la zona donde estaban los servicios y la piscina.
Craso error, con el calor el aire que nos llegaba era bastante insoportable. Dejamos la
caravana y el coche a pleno sol y decidimos irnos a comer debajo de un conjunto de
árboles que se encontraban cerca de la piscina. Eso si, antes y después de la comida,
estuvimos todo el rato que pudimos en la piscina o en el bar que estaba refrigerado. Por
la tarde, nos acercamos hasta la primera tienda que encontramos a comprar
comestibles, para pasar el resto del día, y esperar que se fuera el sol.
Camping Ciudad de Zaragoza
Día 15 de agosto
Tras preguntar en recepción y lo mas temprano que pudimos, nos dirigimos a una parada
de autobús (concretamente el nº 41), que estaba en unos bloques de pisos delante del
camping, para desplazarnos hasta el centro de Zaragoza, en la avenida de Cesar
Augusto, con lo cual nos ahorramos el tener que ir en coche y buscar aparcamiento.
Nada mas llegar, continuamos por la misma avenida, hasta llegar a la zona adyacente a
la basílica, donde por ser temprano todavía se estaba bien. Cuando llegamos a la plaza
de la basílica, nos encontramos con un congreso de juventudes católicas que estaban
celebrando una misa en el exterior, por lo que entre el gentío, conseguimos entrar en la
basílica, donde a parte de estar mas fresquito, no había tanta gente, con lo que pudimos
visitarla tranquilamente.
