Buenos y estupendísimos dias, no por el tiempo en si que esta gris pero al menos no llueve , sino porque conseguí dormir la mañana hasta las 11.30 como hace años .... que subidón. Fran se llevó la niña a guitarra y ni los ví .
Aquí no es nada preocupante ; el bable es un asignatura optativo en las escuelas y si que dan clase de cultura , costumbres , historia y geografía asturiana , que me parece muy bien .
Al hilo de esto recuerdo que hace un mes una compañera aprobó el ascenso de cargo y como no tenía pensado irse de momento , sino pedir excedencia, pues no pidió destino y el sistema le asignó uno al azar; bueno ,, pues le tocó Ibiza,, y claro ,, la moza está separada con una hija,, y todas dándole pa alante ,,, vete,,vete y ella que se animaba a irse un añito a la isla. Se pone a buscar colegio para su hija con clases en castellano y nada,, que unicamente los privados de 500 E, así que dió marcha atrás con la idea.
...
Eso es culpa de los políticos, que luego, dicho sea de paso, no saben hablarlo ellos tampoco... también te digo que si la niña tenía ¿5 años? hubiera aprendido el idioma nuevo sin problemas, pero es difícil de entender para alguien que no lo vive.
Una cosa que ha traído mi peque sobre los reyes y los regalos (no habléis mucho del tema que está dictándome a mi lado y lee las cosas

)
El camello se pinchó
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
Baltasar
fue a... repostar,
más allá del quinto pino...
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su "Longinos"
-¡No llegamos,
no llegamos
y el Santo Parto ha venido!
Son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido.
El camello cojeando,
más medio muerto que vivo,
va despeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-¡Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido!
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo
¡Ay que tristeza más grande
en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino
Baltasar lleva los cofres
Melchor empuja al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban pajarillos-,
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos
oyeron hablar como a un hombre
a un niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, lo quiero,
lo quiero -repitió el niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos,
mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño.
Pues nada, esto es todo, ¿verdad que os recuerda lo de jugar con las cajas de cartón?
