- page 46

46
lujosas tapicerías, los tapetitos, las luces, todo, no tocó nada, sólo decía “bonito,
bonito”. Sacando la cabeza por la ventanilla del conductor le ordena al
aduanero que abra la barrera y nos deje pasar. Pero el tío no se baja, nos
indica en un mal francés que “tiremos palante” que “tut suit, tut suit” y nos dirige
hacia una zona del muelle en dirección contraria a nuestro barco.
Se trata de hacer pasar la auto por un escaner gigantesco. Nos hace parar
junto a un enorme camión del que salen unos enormes brazos mecánicos.
Bajamos todos y nos pregunta si queda algún ser vivo en la auto. Ante nuestra
negativa, nos hace alejarnos unos 30 metros para que los brazos del camión
pasen por encima de la auto y no nos afecten las radiaciones. Cuando termina
el proceso, el policía ya no está junto a nosotros y el operario del camión-
escaner nos dice que podemos marcharnos. Le preguntamos que por dónde
está nuestro barco y salimos rápidamente en su busca. Apenas quedan unos
minutos para la salida y solamente faltamos nosotros por embarcar.
Llegamos a la rampa que da acceso a la bodega del barco y el operario
encargado de los billetes toma los nuestros junto con los pasaportes, hace las
comprobaciones necesarias, corta los cupones y nos dice que para dentro, que
nos vamos.
Bueno, tranquilos, ha ido todo bien, después de todo ha sido rápido todo el
proceso de la aduana y ya estamos a punto de embarcar rumbo a nuestra
querida España.
Estas cosas sólo pasan en las películas, pero a nosotros nos ocurrió y así os lo
cuento: meto primera y voy a enfilar la rampa de acceso cuando se produce un
pequeño alboroto. Vemos que viene un guardia corriendo y vociferando,
haciendo gestos amenazadores y señalándonos. Por fín llega hasta dónde nos
encontramos y le dice al operario que no podemos embarcar, que tenemos que
dar la vuelta, salir de la zona de embarque y regresar a la aduana. Era el
mismo que había subido a la auto unos momentos antes, ahora no había quien
le entendiera, estaba realmente irritado, farfullaba en una mezcla de francés y
árabe y todo su empeño era que teníamos que seguirle. El del barco nos dice
que nos espera, que no nos preocupemos.
El furioso individuo echa a andar en dirección a la Aduana, que distaba unos
200 metros de dónde estábamos y como nos dijo que le siguiéramos, pues así
lo hicimos. Él delante, marcando el paso con una evidente cadencia militar,
nosotros detrás, en primera, muy despacito para no empujarle. Nos hace
aparcar en un lateral de las oficinas y que si “una multa para él, otra para
nosotros, que si la auto ya no podría volver nunca más a Marruecos, que si
patatín y que si patatán, pero todo esto en árabe y francés. Bien, ¿cúal es el
problema? Pues que no hemos hecho el trámite de legalizar la salida de la auto,
el impreso de Importación Temporal de Vehículos.
¿Se acuerdan ustedes de los dos individuos, supuestamente de la Naviera
FRS, que se ofrecieron a facilitarme el canje de billetes? Bueno, pues no los
pierdan de vista.
1...,36,37,38,39,40,41,42,43,44,45 47,48,49,50
Powered by FlippingBook