

Miércoles 16/08/17
: Las 7:30 de la mañana. Temperatura interior 23º, exterior 17º. Esta noche me
he despertado un montón de veces, hacía calor y mucho viento. Ahora está nublado y empieza a
llover. Nos vestimos de “largo”, desayunamos y nos marchamos a Passau (Alemania), pero en lugar
de hacerlo por autopista, tomaremos una carretera con paisaje pintoresco y que un tramo bordea
el Danubio. Salimos a las 9:00, con lluvia y 17º que se mantendrán unas horas. La carretera
efectivamente es muy bonita, el margen izquierdo con praderas, casitas y pueblos y el derecho con
el gran Danubio. No sé que tienen estos ríos tan anchos, que el solo hecho de mirarlos hace que
me relaje. Será que en apariencia sus aguas son tranquilas. Llegamos a Passau y aparcamos en
un parking en el centro. Como ha dejado de llover, nos arriesgamos y dejamos los paraguas en el
coche. Hace años que quería visitar la ciudad y me daba un poco de miedo que me decepcionara,
pero no, me ha encantado. Passau está situada en una península entre tres ríos: el Danubio, el Inn
y el Itz. Animadas calles comerciales llenas de tiendas, restaurantes y cafeterías. Edificios bien
cuidados y pintados en diferentes colores hacen que centenares de turistas la visiten diariamente.
Los cruceros tienen parada obligatoria y no es de extrañar. La catedral es impresionante, contiene
el órgano más grande del mundo. En la fachada del ayuntamiento se pueden ver las marcas de las
diferentes inundaciones que ha sufrido la ciudad, la más reciente y la segunda en orden de mayor
a menor fue en junio del 2013. Recuerdo esas inundaciones porque en el 2013 hicimos la Ruta
Romántica de Alemania estuve pendiente de las noticias de esa zona. Se acerca la hora de comer
y mi idea era la de ir al Nordsee, el “fast food” de pescado en el cual se come bastante bien, pero
Ariadna y Xavi han hecho un complot y quieren comer codillo sí o sí. Bueno, si insisten haré el
“sacrificio”… Justamente al lado del ayuntamiento hay un restaurante que tiene buena pinta. Es el
Löwen Brauhaus. Escogemos una mesa fuera y pedimos dos codillos para los del complot y una
super ensalada para mí (no recuerdo el nombre), dos cervezas y un Sprite. La comida está
riquísima, el lugar es fantástico y la temperatura genial. Dos cafés ponen la guinda final. Entro para
ir al servicio y veo que el interior del restaurante está bien decorado y es muy acogedor. La comida
nos cuesta 54€ Lo recomiendo al 100%.
Ayuntamiento