

Lo bueno del vaporetto es que para llegar hasta la parada de San Marcos
recorremos un largo tramo del Gran Canal, y la verdad es que es un paseo precioso.
El Gran Canal es una visita obligatoria, y se debe recorrer al menos un par de veces
en vaporetto, porque hay mucho que ver y la perspectiva de la ciudad desde el canal
es inolvidable.
El Gran Canal, visto desde el vaporetto.
Llegamos tarde para reservar el
Free Tour por Veneciade Civitatis que teníamos
pensado. No quedan plazas para estos días. Nos está bien empleado, por no haber
reservado con antelación... Hoy es sábado, y hay mucha más gente que ayer por
todas partes. Colas muuuuuy largas para entrar en la catedral y el palacio. Ni lo
intentamos. Nos echamos unas mil doscientas selfies con la catedral de San Marcos y
su famoso campanario a nuestras espaldas, y luego vamos a perdernos por las calles
de Venecia.
A la hora de comer, tras haber callejeado un buen rato, nos hemos dejado caer en
la terraza de un pequeño bar-restaurante, en un callejón alejado del gentío.
Cómodamente con nuestras posaderas a la sombra, nos hemos zampado: 1 ensalada
Caprese, 1 plato de espagueti carbonara, 1 plato de
tagliatelle
a la boloñesa, 1 pizza
funghi, 1 caña de 400 ml y 1 fanta de naranja = 40 €. A decir verdad, nada del otro
mundo. Diría que mis espaguetis mucho son mejores que los de este chiringuito,
aunque mi hijo discrepa. Luego ni visitas ni ostias. Vaporetto > bus > camping >
relax para todo lo que queda de día. Lástima que no esté la piscina abierta. Mañana
más.