

La casa en si no tiene absolutamente nada de especial. Únicamente una placa
conmemorativa recuerda que en ese lugar vivió el insigne Marco Polo. Pero
queríamos hacernos una idea de donde nació uno de los más grandes viajeros y
aventureros de la historia. Aunque la casa ya no está, los canales y las calles por
donde debió pasear él y su familia continúan en el mismo sitio. Supongo.
Callejear por Venecia es algo muy especial. Sus plazas y plazoletas que transpiran
historia. Como curiosidad, a las plazas en Venecia se les llama
campi
, o
campielli
si
son más pequeñas. Si nos alejamos solo un poco de las principales calles turísticas,
enseguida encontramos otra Venecia, mucho más vacía y tranquila. Otra cosa
obligatoria que hacer en Venecia: perderse por sus calles. Vale mucho la pena.
Otro lugar de Venecia al cual no sabría volver aunque quisiera.
Luego continuamos hasta
Fondamente Nove
, desde donde salen vaporettos hacia
Burano y Torcello, dos de las tres islas más famosas de Venecia. Ayer visitamos la
otra, Murano, la más cercana a la ciudad. Muy bonita, aunque un poco más de lo
mismo pero a tamaño reducido: canales y más canales. Desde la plaza de Roma hasta
Fondamente Nove
habremos andado unos 40 minutos, prácticamente sin parar.
Una vez allí, antes de salir hacia las islas, aprovechamos para comer (otra vez pasta
y pizza, y mi hijo encantado de la vida) en un restaurante llamado “Tortuga”. Ni el
lugar ni la comida son memorables, y además me pareció que el camarero ponía
mala cara cuando le pagué con tarjeta (??). Pero recordaré siempre este sitio porque
mientras esperábamos la comida, probé el primer
Spritz
de mi vida.