

de la pintura medieval eslovena. Lo pintó en 1490 Janez iz Kastva. Y aún sigue ahí.
Lo de visita
pintoresca
no es una descripción gratuita: La misma señora que nos
cobra la entrada (3€ / adulto + 1,5€ / niño) pone en marcha un equipo de música.
Una voz masculina en castellano perfecto empieza a sonar por los altavoces,
describiendo detalladamente las pinturas que recubren todas las paredes interiores y
techo del edificio. La señora, que no habla una palabra de español, va señalando las
pinturas correspondientes en paredes y techo con la ayuda de una estrecha y larga
caña, perfectamente sincronizada con la locución en castellano. El resultado es una
curiosa coreografía al ritmo de la locución. Sin duda, la visita ha valido la pena.
La
Danza de la Muerte
(fragmento), Hrastovlje.
Cuando nos vamos de Hrastovlje, me doy cuenta de que estamos mucho más cerca
de Koper de lo que pensaba, y cambiamos el orden de la ruta. Koper es una ciudad
portuaria de unos 25.000 habitantes. Aparcamos en un parking de pago en el puerto,
muy cerca del casco antiguo. Vamos paseando por callejuelas hasta la plaza Titov,
donde se encuentran los principales edificios históricos de la ciudad. Entre destaca el
Palacio de los Pretores. En la misma plaza encontramos la Oficina de Turismo.
En una hora hemos acabado la visita. Luego nos dirigimos a Izola, otra pequeña
ciudad eslovena de la costa adriática. Una vez allí, lo primero que hacemos es
sentarnos en la terraza del primer restaurante que hemos encontrado. Es hora de
comer. El menú: 2 platos de espagueti carbonara, 1 pizza, 1 Spritz, 1 Fanta, 1 cortado,
1 café, 1 agua de litro = 36€.
Hacia las 2 de la tarde, cuando aún no habíamos acabado el segundo plato, ha
empezado a llover. Cuando acabamos, esperamos un buen rato allí sentados, pero la