

tiempo. La Plaza Tartini, centro y alma del pueblo, es el lugar donde nos dejan los
autobuses que llegan desde los parkings. Es una plaza muy coqueta y bonita, pegada
al puerto e ideal puerta de entrada a las callejuelas del casco antiguo.
Plaza Tartini de Piran, vista desde lo alto de torre del campanario de la Catedral de San Jorge.
En la curiosamente elíptica plaza destacan la estatua del violinista y compositor
Giuseppe Tartini, así como la iglesia de San Pedro. También se hallan allí los
edificios del Ayuntamiento, que alberga la Oficina de Turismo, y el Palacio de la
Corte, un antiguo almacén del siglo XIV.
Partiendo de la Plaza Tartini iniciamos la subida hasta la Catedral de San Jorge,
por las callejuelas del casco antiguo. En menos de cinco minutos nos plantamos en la
entrada de la torre del campanario y subimos sus 146 escalones. Se debe pagar una
pequeña cantidad para subir, pero vale la pena porque las vistas desde arriba son
maravillosas. Una de las imágenes icónicas de Piran es la vista de la Plaza Tartini
desde aquí.
Finalmente, paseando por callejuelas interiores lo más alejadas posible de las vías
principales, nos dirigimos hacia el Cabo Madonna, en la punta de la península de
Piran. Allí se encuentra otro de los iconos de Piran, el Faro de Piran.
Desde allí, iniciamos el regreso a la Plaza Tartini por el bonito Paseo Marítimo,
lleno de cafés y restaurantes. No hay playa, las zonas de baño se encuentran entre los
espigones del puerto. Nos llamó la atención la gran cantidad de personas tomando el