Aquitaine y Midi-Pyrénées 2013
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Lugares turísticos Sarlat la Caneda: Qué ver, qué hacer.
La opinión de la guía MICHELIN
En pleno Périgord Negro, Sarlat creció alrededor de una abadía benedictina fundada a finales del
s. VIII. Más tarde, en los siglos. XIII y XIV, el lugar se convirtió en una próspera ciudad de ferias y
mercados que habría de quedar arruinada y despoblada a causa de la Guerra de los Cien Años.
A mediados del s. XV, sus habitantes emprendieron la reconstrucción, edificando la mayoría de
palacetes que hoy son su mayor motivo de orgullo. La localidad reúne además mercados y
restaurantes especializados en el foie gras y la trufa, lo cual hace su visita aún más tentadora.
Lugares turísticos de Sarlat la Caneda
Casco viejo de Sarlat
Dividida en dos por la "Traverse" o rue de la République, la ciudad de Sarlat consta de dos barrios
muy diferentes entre sí: uno popular, otro aristocrático. Esta ciudad típica de Périgord es célebre
por su arquitectura y sus bonitas casas, edificadas con sillares de caliza ocre claro y con
característicos patios interiores. Desde 1964 se han ido sucediendo obras de acondicionamiento y
restauración para salvaguardar los viejos barrios.
Valle del Dordoña en el Perigord Negro
Salga de Sarlat hacia el suroeste en dirección Beynac-et-Cazenac.
Suspendido a un espectacular risco, este pueblo catalogado entre los
más bonitos de Francia ocupa
un magnífico emplazamiento del
que
sabe
sacar
partido
su castillo. Más al este, en la
margen
izquierda,
las
fortificaciones de la antigua
bastida
real
de Domme se
adaptan al relieve de un entorno
no menos idílico y con espléndidas vistas al Dordoña. Al
volver a cruzar el río veremos el imponente castillo de Montfort, edificado en un meandro. La
carretera conduce por fin aSouillac, puerta del Périgord Negro.
Perigord Negro
Farallones, cuevas prehistóricas, castillos suspendidos de los valles del Dordoña y elVézère: la
esencia de Périgord se concentra aquí. El campo está salpicado de casas de campesinos
cubiertas de tejas planas, lajas de piedra o pizarra en el norte, de pequeñas iglesias románicas,
de bosques de frondosas rebosantes de setas al llegar el
otoño y de granjas de patos. El Dordoña despliega sus
meandros entre campos tachonados de álamos,
derramándose por un fértil valle ocupado por los pueblos
de Carsac-Aillac, Vitrac, Cénac, Beynac-et-Cazenac… y
custodiado por un ejército de castillos.