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Londres y el sur de Inglaterra

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El archiduque había estado inspeccionando las fuerzas armadas imperiales de su tío en Bosnia y

Herzegovina, a pesar de la amenaza de los nacionalistas serbios que querían que estas tropas se

unieran a la Serbia recién independiente.

Austria-Hungría culpó al gobierno serbio del ataque y creyó encontrar la excusa para terminar con el

auge del nacionalismo eslavo, de una vez por todas. Sin embargo, como Rusia apoyó a Serbia, la

declaración austro-húngara de guerra se retrasó hasta que sus líderes recibieron garantías del Káiser

alemán, Guillermo II, de que Alemania apoyaría su causa en el caso de una intervención rusa.

El 28 de julio, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia, y la tenue paz entre las grandes potencias

de Europa se derrumbó. El 29 de julio, las fuerzas austro-húngaras comenzaron a bombardear la

capital de Serbia, Belgrado, y Rusia, aliada de Serbia, ordenó una movilización de tropas contra

Austria-Hungría.

Por su parte Francia, aliada de Rusia, comenzó a movilizar sus tropas el 1 de agosto, y dos días

después le declaró la guerra a Alemania. Después de cruzar a través de Luxemburgo -que se declaró

neutral-, el ejército alemán invadió Bélgica en la noche del 3-4 de agosto que provocó la Gran

Bretaña, el aliado de Bélgica, a declarar la guerra contra Alemania.

Patriotismo y euforia

En su mayor parte, los ciudadanos de Europa saludaron el estallido de la guerra con júbilo, creyendo -

muy equivocados- que sus respectivos países saldrían victoriosos en pocos meses. De los que

comenzaron la guerra, Alemania era el país más preparado y sus líderes militares habían diseñado

una estrategia llamada el Plan Schlieffen, que contemplaba la conquista de Francia mediante una

gran ofensiva de pinza a través de Bélgica y el norte de Francia.

En el caso de Rusia, su lentitud para movilizar a las tropas, propició que se mantuvieran ocupados por

las fuerzas austro-húngaras, mientras que Alemania atacaba a Francia. El Plan Schlieffen de los

germanos fue casi un éxito, pero a principios de septiembre, el ejército francés se recuperó y detuvo

el avance alemán en la sangrienta batalla del Marne, cerca de París.

A finales de 1914, más de un millón de soldados de diversas nacionalidades habían sido asesinados

en los campos de batalla de Europa, y ni los Aliados ni las Potencias del Eje veían cercana una

victoria final. En el frente occidental - la línea de batalla que se extendía por el norte de Francia y

Bélgica - los combatientes se establecieron en las trincheras, dispuestos a una terrible guerra de

desgaste.

En 1915, los aliados trataron de romper la situación de punto muerto con una invasión anfibia de

Turquía, que se había unido a las potencias centrales en octubre de 1914, pero después de una

carnicería de pérdida de vidas, los aliados se vieron obligados a retirarse a principios de 1916.

Fue este año, 1916, el que contempló las grandes ofensivas por parte de Alemania y Gran Bretaña a

lo largo del frente occidental, aunque ninguna de las dos potencias lograron una victoria decisiva. Por

el contrario, en el este Alemania sí tuvo más éxito, y causó terribles pérdidas humanas en el

desorganizado ejército ruso, lo que terminó por empujar el estallido de la Revolución Rusa en 1917.

A finales de ese 1917, los bolcheviques habían tomado el poder en Rusia y abrieron de inmediato una

negociación de paz con Alemania. Finalmente, en 1918, el masivo despliegue de tropas y armamento

estadounidense en el frente occidental, terminó por inclinar la balanza a favor de los aliados.

La Primera Guerra Mundial fue conocida como la "guerra para acabar con todas las guerras", debida

a la enorme pérdida de vidas y a la destrucción que causó. Por desgracia, el tratado de paz que puso

fin oficialmente al conflicto - el Tratado de Versalles de 1919 - castigó duramente a Alemania,

avivando a la postre el nacionalismo germano, y sentando las bases de la Segunda Guerra Mundial.