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          Viernes 20 de agosto de 2010
        
        
          Baiona es una ciudad cosmopolita y poderosamente turística,
        
        
          sus playas son de fina arena y aguas frías, playas con muchos
        
        
          servicios y fuertes mareas no tan inmensas como las que vivimos
        
        
          en Cantabria.
        
        
          Aparcamos al lado de la  Ermita de Santa Marta, hay una
        
        
          explanada que acoge una veintena de vehículos entre
        
        
          autocaravanas y campers, está perfectamente señalizado el
        
        
          lugar, solo seguir las indicaciones de la ermita y un hotel, una
        
        
          pequeña subida atestada de coches de los bañistas (subir con
        
        
          cuidado) y enseguida la explanada.
        
        
          Se atribuye la fundación de Baiona a Diomedes de Etolia, hijo del
        
        
          fundador de Tui. Cuando los romanos invadieron a mediados del siglo II A.C.
        
        
          la Península Ibérica intentaron tomar también Baiona, cosa que impidió el
        
        
          caudillo lusitano Viriato. Un siglo más tarde Julio César organizó aquí a su
        
        
          ejército para expulsar a los herminios de las islas Cíes.
        
        
          Fecha clave en su historia es el año de 1201, cuando Alfonso IX de
        
        
          León concede a la antigua Erizana el nombre de Baiona y le otorga privilegios
        
        
          para el comercio marítimo. Así se desvinculó del monasterio de Oia y
        
        
          comenzó su carrera para convertirse en una de las villas costeras más
        
        
          importantes de Galicia.