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          Por su valor estratégico fue atacada en el siglo XIV por portugueses
        
        
          e ingleses, conflictos que la arruinan, hasta que en 1425 vuelve a cobrar
        
        
          impulso cuando Juan II decide que Baiona y A Coruña sean los únicos
        
        
          puertos gallegos con capacidad para importar y exportar mercaderías.
        
        
          Pero su momento glorioso le llega  en 1493, cuando arriba a su puerto
        
        
          la Carabela Pinta (hay una réplica visitable en el puerto), convirtiéndolo en el
        
        
          primer lugar de Europa que conoce el descubrimiento de América. En 1497
        
        
          los Reyes Católicos conceden a la Villa numerosos privilegios y ordenan a la
        
        
          población vivir dentro de la fortaleza de Monte Boi.
        
        
          En el siglo XVI, época de gran esplendor, volvió a ser asediada  por
        
        
          flotas enemigas, entre ellas la del pirata inglés Drake, que fue ahuyentado
        
        
          de esta bahía por el conde de Gondomar. En los dos siglos siguientes siguió
        
        
          sufriendo ataques.
        
        
          Era entonces el principal puerto de la ría de Vigo y, aunque participó
        
        
          en la expulsión del ejército napoleónico de Vigo, nada pudo hacer ante la
        
        
          armada anglo-holandesa en el hundimiento de los galeones de Rande. En el
        
        
          siglo XIX dejó de ejercer su jurisdicción sobre el Val Miñor y comenzó el
        
        
          declive de su puerto.
        
        
          Desde aquí nos lanzamos a conocer las islas Cíes,  el sábado
        
        
          21 de agosto, salimos temprano de nuestra auto para comprar los
        
        
          billetes de barco, pero solo había para el de las 13:30, y el
        
        
          regreso a las 19:45 gracias a que tres personas habían cancelado
        
        
          su viaje, recordar que solo pueden ir 2000 personas al día a
        
        
          visitar las islas, donde como curiosidad, no hay papeleras, con el
        
        
          billete te dan unas bolsas de basura para que no dejes
        
        
          "recuerdos" en este Paraíso Natural.
        
        
          En un alarde de valor, Ana y yo decidimos subir al Mirador
        
        
          del Príncipe, Sara más inteligente se quedó en la playa. El paseo
        
        
          era de 1750 metros, no es excesivo pero los últimos 700 son de
        
        
          una verticalidad que acongoja, llegamos con la lengua al suelo y