

La suerte, es que hoy las distancias son cortas y no perdemos mucho
tiempo en los desplazamientos.
Rápidamente llegamos a Eguisheim. La imagen al llegar no es muy
prometedora. Aparcamos en un parking lejano al centro, cerca del
cementerio y nos acercamos por una avenida con algunas bodegas.
Nuestra primera impresión es de que acabaremos llegando a el típico
cruce de calles de las fotos y no habrá mas.
Y lo primero que encontramos es justo ese rincón.
Eguisheim
Pero lo que no imaginamos es todo lo que hay después de esa postal.
No hay callejuela, ni plaza, ni rincón en este pueblo que tenga
desperdicio. Es un placer perderse por el disfrutando de volver algún
que otro siglo atrás.