

De todos los que visitamos hoy, el único. El resto son muy grandes y
lo bonito no es solo el centrro histórico, sino enteros, de arriba a
abajo. Así que de momentín nada de nada.
La siguiente parada es Kaysersberg. La cantidad de gente que vamos
siguiendo las indicaciones hacia el parking, nos hace pensar que esto
vale la pena. Una vez aparcados viene un momento de indignación
generalizada, pues el parkimetro es de tarifa única y no recuerdo el
precio, pero no precisamente barata. Pasemos una hora o pasemos el
día entero.
Solo poner los pies en el pueblo nos olvidamos de la indignación y
recuperamos la sonrisa perdida.
Kaysersberg
Nos perdemos en sus calles, nos sorprende su antiguo puente,
picamos en alguna tienda de souvenirs y cuando miramos el reloj, nos
damos cuenta de que se nos ha ido media tarde sin darnos cuenta.
Cuesta mucho irse.