Bajamos a la ciudad y a
mitad de camino paramos
en una típica cervecería
donde comimos, buena la
cerveza y la comida,
aunque bochornoso el
espectáculo de una
española gritando dentro
del restaurante para que le
devolvieran sus trece (no
sabemos si euros o
coronas).
Entramos en la ciudad vieja
por el famoso puente de
Carlos, del siglo XIV,
decorado con 30 estatuas
de santos y repleto de
turistas, músicos,
vendedores y de algunos de
los que hay que proteger los
bolsillos.
Nos fuimos directos al reloj
astronómico del siglo XV que al
dar las horas ofrece un
espectáculo que congrega a
mucha gente. Mediante un
sencillo mecanismo aparece la
figura de la muerte con su
guadaña que tira de una cuerda
y abre la puerta por donde van
apareciendo los apóstoles, un
gallo canta y el reloj marca la
hora.
Para finalizar dimos un paseo
tranquilo desde la Ciudad Vieja
hasta la Ciudad Nueva y
volvimos a Mala Strana a
recoger el coche, el gorrilla se
había ido por lo que no
pagamos aparcamiento en todo
el día. Descubrimos un cine de
verano en un parque a la orilla
del río, hacía buena
temperatura, aunque el día había
sido caluroso.