Existen varias modalidades de ticket, nosotros elegimos la que permite visitar 22 salas y
los aposentos privados. Profusa decoración rococó pero de gran elegancia.
Al acabar la visita del palacio nos cayó una gran tormenta con toda su parafernalia de
rayos y truenos por lo que tuvimos que esperar bastante tiempo hasta que amainara un
poco la lluvia.
Compramos chubasqueros y así continuamos la visita por los jardines, que son muy
extensos. Subimos a la glorieta
que está en la parte alta de los
jardines para contemplar las
espectaculares vistas del palacio y
la ciudad. Toda la gente tenía el
cabello de punta por la
electricidad estática, ¡curioso y
divertido!
Por fin la lluvia nos dio una
tregua y pudimos ir a pasear por
Viena, mientras tanto dimos una
vuelta en coche por el Ringstrabe
(anillo del casco histórico).
Paseo por la zona peatonal.
Numerosas tiendas, y músicos
callejeros. Visitamos la iglesia de San Esteban cuya torre se está rehabilitando.