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Berlín, Dresde, Praga, Viena, Venecia

Mushorecre

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Humanos, lugar de exposiciones, encuentros e intercambios.

Verdun, corazón de la Meuse y Capital Mundial de la Paz. Los meandros del período de calma tranquila río que país

en el que surge la emoción de la rica historia de una ciudad que, después de tratado y la batalla, finalmente ha

elegido el camino de la Memoria y Paz.

Por las huellas de la batalla de Verdun, 100 años después

Autor: dpa Fecha: 2016-02-15

La batalla de Verdun en l

a Primera Guerra Mundial

fue una carnicería sin precedentes. Pueblos enteros fueron casi

totalmente destruidos. El paisaje fue destrozado por las granadas. El suelo, contaminado por gas tóxico, quedó

sembrado de muertos.

"Esta tierra no es ningún jardín y mucho menos un jardín del Edén", escribió en 1932 el escritor alemán Erich

Kästner. Más de 80 años después, los campos de batalla, próximos a la frontera alemana, todavía se parecen a los

que Kästner describió en su poema "Verdun, años después".

Pueblos fantasmas, trincheras y tierra contaminada. "Nosotros vivimos con la muerte", dice Pierre Lenhard. Este

francés, de 59 años, es guía turístico, o más bien guía de campos de batalla.

En los alrededores de la ciudad de Verdun, a orillas del río Mosa, en el noreste de Francia, se desarrolló entre el 21

de febrero y el 19 de diciembre de 1916 la batalla más larga de la Primera Guerra Mundial, y una de las más

sangrientas. Duró 300 días y 300 noches y les costó la vida a más de 300,000 soldados franceses y alemanes, de los

que 80,000 todavía hoy no han sido identificados. Unos 400,000 resultaron heridos.

Pierre se para frente a un monumento en honor a soldados franceses caídos durante la batalla. El monumento se

encuentra en Fleury-devant-Douaumont, a unos 12 kilómetros de Verdun. El 21 de febrero de 1916, la localidad fue

despertada poco después de las siete de la mañana por el sonido de los cañones alemanes.

Fleury-devant-Douaumont es uno de los nueve pueblos campesinos que hace 100 años quedaron reducidos a

escombros. "Villages détruits", pueblos destruidos, tal como se llaman oficialmente hoy esos pueblos fantasma. Son

testigos mudos de la historia.

Verdun nunca se recuperó de la batalla, dice Pierre. "Antes de la guerra vivían en la ciudad unos 30,000 habitantes.

Hoy ni siquiera son 20,000". Todavía hoy se encuentran restos óseos, distintivos militares y cascos.

Fleury-devant-Douaumont nunca fue reconstruida después del fin de la guerra en 1918. En las fachadas de la escuela

y el café hay pequeñas placas de metal con inscripciones recordatorias. La capilla conmemorativa Notre-Dame-de-

l'Europe, construida en 1979, se encuentra en el lugar donde en el pasado estaba la iglesia. El Memorial de Verdun,

erigido en 1967, se construyó sobre los escombros de la antigua Estación de tren.

Aunque quedó destruida, Fleury-devant-Douaumont sigue existiendo como municipio, con alcalde y código postal.

Ninguno de los pueblos en la "Zone Rouge" (zona roja), de más de 10,000 hectáreas, fue reconstruido. "Era

demasiado peligroso. Había demasiados muertos en la tierra. Además, el gas tóxico había contaminado todo",

explica Pierre.

En Verdun fueron lanzados millones de granadas. Hasta el día de hoy, la naturaleza Está contaminada por cobre,

hierro, plomo, mercurio, cinc y otros productos químicos. Durante la batalla se usó por primera vez gas tóxico. No

solo por respeto a los muertos se instalaron en el bosque de Verdun señales de prohibición con textos como "Por

favor, no jugar".

El "infierno de Verdun" dejó trincheras en zigzag y cráteres abiertos por las granadas. Las colinas y depresiones en el

terreno Están cubiertas de hierba. En los hoyos crecen delgados árboles porque el bosque no es antiguo. Fue