Día 18
Valence hacia Turín.
Niños, varias AC italianas y nos pegamos a ellas. Efectivamente nos
condujeron a la frontera de Italia por el túnel del Frejus como nos
aconsejaron los foreros. Nos costó 37,80€. Me parece una pasada.
Continuamos detrás de los italianos que al final pasaron y nos dijeron que
fuéramos por otro sitio pues ellos no iban a Turín, sino a Roma. Continúa la
lluvia y Enrique va de mal humor. Buscamos el camping que recordamos
estaba en una colina, lloviendo y desorientados. Le preguntamos a un señor
y nos dijo que muy cerca había una plaza habilitada para AC con agua, pero
no nos gustó el ambiente, mucha gente rara y muy desprotegido, ni una AC,
de todas formas llenamos el depósito en la fuente que había y se acercó un
marroquí a llenar varias garrafas. Enrique dio las buenas noches en árabe y
se enrollaron. Su mujer e hijos bajaron del coche y nos saludamos. Eran de
Dar Beida (Casablanca) y nos dijeron que nuestra apreciación era cierta, que
no nos quedáramos allí que era un lugar inseguro por los robos y que en
general en Turín y Milán no nos confiáramos mucho. Nos regalaron dos
barras de pan “hecho en casa”. Encantadores. La esposa me comentó que le
costaba mucho adaptarse, pero que sus hijos eran italianos y no querían
saber nada de Marruecos. Nos despedimos de gente tan encantadora y nos
dirigimos hacia el camping donde habíamos estado un par de veces,
enclavado en una zona residencial que se llama “La Gran Madre” rodeado de
murallas. Enfilamos el camino. Llegamos a lo alto y como había varias
desviaciones. Nos metemos por una equivocada. Seguía lloviendo y una
noche oscurísima, había que dar la vuelta sin sitio para maniobras.
Conseguimos dar la vuelta y bajar. Nos encontramos una pareja a la que
damos el alto y pedimos información. Nos hemos pasado, es una callejuela
lateral ¡Nueva maniobra! A Enrique le corrían los chorros de sudor y a mí me
temblaban manos y piernas ¡Lo conseguimos! La pareja va delante con su
vehículo y se meten en un impresionante chalet y nos dicen que continuemos
recto. Continuamos recto y nos encontramos con una indicación que dice
2,50 de Ancho 2,50 de Alto. Enrique se echa a temblar. No podemos ir hacia
atrás y delante es más ancha de 2,50 por el toldo. No nos queda otra
solución, vamos hacia delante y yo diciéndole: “no te preocupes, que si se
araña o se hacen bollos, gracias a Dios tenemos para arreglarla, lo
importante domos nosotros y no un vehículo... vamos poquito a poco.
Tardamos algo así como mil horas y pasaos a un milímetro, mejor a una
micra de las paredes ¡¡¡éxito total!!! Ni un solo arañazo. Desembocamos en