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viendo nieve en la cima de las montañas aunque las laderas están verdes. Las casas
siguen presumiendo de vivos colores pero para mí, lo más atractivo, es el color
esmeralda-turquesa de la orilla del mar y los recortes de la costa.
El nivel del mar está bajo y se ven las rocas cubiertas de musgo y algas. La orilla
no es como nosotros la conocemos sino un prado verde, salpicado de flores blancas y
amarillas que se abre paso al mar. Barcos y casas se suceden completando la perfecta
postal. Estamos teniendo la suerte de contemplar esta belleza con el cielo claro; gracias!
Muchas familias están disfrutando de la Festividad de San Juan y hacen
hogueras, junto al mar o en el campo, donde asan salchichas y carne. Pasamos el puente
que cruza de Strand a Sortland, una mole gigante que impresiona por su subida y bajada
tan pronunciadas. Llegamos a la cola del ferry Melbu-Fiskebor (268 coronas) y no
tardamos ni media hora en pisar por primera vez Las Lofoten. Nada más bajar y
emprender el camino, vemos en la playa a una pareja que ha montado su tienda y
charlan alrededor de una hoguera ¡qué envidia! -¿por qué esta imagen es imposible en
España?- El día ha empeorado bastante y el cielo está cubierto con nubes amenazantes,
cubriendo las cimas de las montañas.
Durante el trayecto, las numerosas cascadas siguen maravillándonos y no
podemos más que alabar su belleza salvaje. Pasamos un túnel y se anuncia un área de
descanso. Es tarde y necesitamos parar pero queremos buscar un sitio bonito. Antes de
llegar a la entrada del área, divisamos varias autos aparcadas en una zona con una vista
privilegiada del mar, resultando que ésta es el área. Aparcamos y subimos unas
escaleras de madera que te llevan a un mirador desde donde divisamos el bonito pueblo
de Vestpollen con su pintoresca iglesia blanca. Las escaleras resultan un acierto porque,
además de las vistas, ofrecen la mejor de las mesas en el mejor restaurante de cinco
tenedores -mesa de madera y banco a ambos lados-. Estamos rodeados de mar y
pequeños islotes sólo habitados por la densa vegetación. El horizonte se divisa nublado.
y el mar está en calma. De no haber sido porque el tiempo no acompañaba, hubiéramos
aprovechado este ofrecimiento sin igual pero la lluvia y un frío que cortaba la
respiración nos hacen volver al calor de nuestra casita. Nos duchamos, cenamos y
Antonio y las niñas preparan las cañas para mañana. Tengo sueño y el cuerpo me pide
cama.
16º día. 24 de junio de 2006
A las diez estamos en marcha, preparados y desayunados. El día está antipático:
nublado y con viento, sin contar con el frío que hiela la sangre. Me da mucha pena
encontrarme aquí por fin y que haga este clima porque las fotos no salen tan bonitas a
mi parecer y la cámara puede mojarse, con lo cual tengo bastante cuidado.
Paramos en Svolvaer a comprar pan en un Rema 1000. Vamos también a la
Oficina de Correos pero nos dicen que sólo podemos cambiar en los bancos –también
podemos hacerlo en las Oficinas de Correos donde esté indicado “Bank”- y hoy están
cerrados, así que sacamos dinero con la tarjeta. Aprovechando que la lluvia nos ha dado
una tregua vamos paseando a la plaza del pueblo donde se está celebrando un mercado
de flores, fruta, chuches y charcutería. Compramos salami de reno y alguna cosa más
que nos llama la atención.
Continuamos camino y nos paramos para fotografiar la bella iglesia de Kavelbag
que es conocida como la Catedral ya que tiene cabida para 1.200 feligreses. Resulta
llamativa por su color ocre y su bonito entramado de madera.
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