A la entrada de Suordi, una pequeña aldea camino de Cabo Norte, hay un
supermercado e intento comprar pan pero lo único que encuentro es una especie de pan
de molde que tampoco sabía muy bien. El aire es fresco, no frío, y al respirar puedo
aseguraros que se nota su pureza. Huele a mar y a pescado. Huele a naturaleza. Desde
que comenzamos a rondar por estos lugares, nos llama la atención que el ganado pasta
libremente así como los renos viven en terreno propio; forman parte de la película que
nos ofrece el otro lado de la ventana.
Paramos a comer en un área de la carretera y a las 5 de la tarde reanudamos la
marcha. Nos quedan 144 kms. El sol ha salido con alegría y nos ofrece una luz
fantástica. Las aguas del fiordo agradecen esta fiesta y deslumbran con estrellas de
plata. Pasamos el primer túnel hacia Cabo Norte, de poco menos que 3 kms. de largo;
por dentro está tenuemente iluminado y Antonio y yo bromeamos con la película
“Pánico en el Túnel”. Cuando pasamos el que da entrada a Nordkapp, con más de 7
kms. de largo, ya estamos curados de espanto -¡qué grande nos pareció en aquel
momento!- (pagamos 514 coronas por dos adultos, dos niños y la auto de 7 m.).
Honningsvag es el pueblo más cercano al mítico lugar y como vemos a su
entrada una señal de servicio para autocaravanas nos adentramos en él, pero no tenemos
suerte y lo único que agradecemos es disfrutar de la vista que el pueblo ofrece. A partir
de aquí ver renos es como la carretera, parte del camino, y ya no vemos uno sino
manadas enteras descansando, comiendo o paseando.
En este punto quiero decir que doy las gracias a los viajeros que nos dieron el
último empujoncito para decidir subir a Cabo Norte, porque realmente estos kilómetros
merecen por ellos mismos la pena. Cuando nos quedan 13 kms. para llegar, empieza la
niebla y tenemos que prestar mucha atención por la presencia de los renos. Para entrar
en la plataforma nos cobran 390 coronas (ticket familiar válido para 48 horas) –es
carísimo sin duda-. No puedo decir que mi primera impresión del lugar fuera mágica ni