

Londres y el sur de Inglaterra
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Los altos tejados con reflejos de plata, decorados con buhardillas e incluso pináculos, contribuyen
mucho al encanto del pueblo. La pizarra (el esquisto) cede el lugar a la piedra de talla, el gres rosa o
gris, el granito, más raramente, para los marcos de las puertas o de las ventanas. Para terminar, la
bonita piedra caliza amarilla de la iglesia, el "rousset", se encuentra en las construcciones a veces en
forma de columnas o incluso de fragmentos escupidos que provienen de edificios monásticos
románicos. El saqueo de los materiales por los habitantes alcanza su mayor envergadura a lo largo de
los primeros decenios del siglo XIX, después de la demolición del claustro.
La originalidad de Conques reside también en sus fachadas de entramado, edificadas siguiendo la
misma técnica, desde el siglo XV hasta los alrededores de 1900: lienzos de madera dispuestos de
forma oblicua o en X con un relleno de pizarra. Las más bellas fachadas tienen dos pisos en voladizo,
sujetadas por vigas con cabezas talladas en la repisa. Para quien las contempla desde el paraje de
Bancarel por ejemplo, las viejas casas de Conques forman, con la abadía de Sainte Foy que parece
aplastarlas con su masa, un conjunto indisoluble, de un encanto excepcional.
El Pueblo
Conques es un pueblo que conserva toda su autenticidad. Situado en la pendiente de la montaña, la
población rodea la abadía en torno a un amplio semicírculo. El trazado original que data de la Edad
Media, ha conservado su imagen original salvo por las alteraciones provocadas a finales del siglo XIX
a causa de la apertura de la carretera local que atraviesa el pueblo de oeste a este.
Etapas de la construcción de la abadía
La gran expansión del siglo XI debió permitir al abad Odolric (1031-1065) intentar unir, sobre el
emplazamiento de la basílica del siglo X, la construcción de la abadía románica actual. Las primeras
campañas de trabajos se saldaron con la edificación de las partes bajas del presbiterio, ábside y
absidiolos sobre todo, cuyos muros se caracterizan por el empleo de un gres de color rojizo, extraído
de las canteras de Combret, en el valle del Dourdou. Este material, juzgado tal vez poco fiable, fue
abandonado bajo Etienne II (1065-1087) que asegurará el seguimiento de
los trabajos desde el oeste. Vemos generalizarse en ese momento el
"rousset", una bella calcárea amarilla viva, proveniente de la meseta de
Lunel. Su tonalidad cálida armoniza perfectamente con la pizarra gris local
que, en la construcción, asegura el relleno por todos los lados allí donde no
se impone la presencia de piedras de talla. A la cabeza del monasterio
durante veinte años (1087-1107), el gran abad Begon III mostrará una
intensa actividad de constructor, haciendo montar todo el piso de tribunas
en la iglesia, así como el claustro. Seguidamente, ningún documento
permite precisar el papel exacto jugado por el abad Boniface, su sucesor, en
el primer tercio del siglo XII., pero hay que atribuirle probablemente la
bóveda de la abadía y la construcción de la fachada occidental.