Viajes por Europa (III parte). Castillos del Loira (II parte), Valle del Mosela, Selva Negra y Austria.
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Después de 200 metros de ascenso llega el momento de parar. Me tomo el pulso y no bajo de 180
pulsaciones. Creo que voy a morir de un ataque al corazón si sigo subiendo. A pesar de mi estado
semi-catatónico, el placer intenso que me proporciona el entorno, compensa sobradamente el
esfuerzo realizado para llegar hasta aquí. El espectáculo visual que contemplo desde aquí es
impresionante. Descanso diez minutos, hago mis fotografías desde un lugar privilegiado (aunque
más abajo de lo que yo quisiera), y tranquilamente tomo el camino de regreso intentando respirar
el aire fresco que no era consciente que había cuando subía a este lugar. Extasiado, llego a la
entrada del castillo donde me esperan Inma y Javi para entrar. Me miran y se ríen. Cachondos
ellos. Qué mal rato he pasado compañeros, qué mal rato.
Una vez dentro del castillo, una de las guías se apresura a advertirme que las fotos están
prohibidas. No obstante, casi siempre hago caso omiso a esas indicaciones y a hurtadillas, y sin
querer… me llevo para casa unas pocas cual trofeo de caza mayor. Casi en volandas,
continuamos nuestro paseo por las cuidadas habitaciones del Burg-Eltz; todas diferentes, todas
con su historia, todas con sus recuerdos.
A pesar de lo escrito al principio del capítulo, si sois amantes de todo lo que tenga que ver con la
Europa medieval, si no podéis hacer un viaje sin visitar un castillo, sin subir calles empinadas o
caminos escarpados como en este caso, recorrer lugares donde la historia ha escrito páginas
notables sobre batallas, caballeros, príncipes y princesas, no sé a qué esperáis para visitar el
Burg-Eltz, no os va a defraudar, seguro.