- page 97

Viajes por Europa (III parte). Castillos del Loira (II parte), Valle del Mosela, Selva Negra y Austria.
97
Gengenbach
- Estado: Baden-Württemberg (Alemania)
- Habitantes: 11.127
- Altitud: 175 metros sobre el nivel del mar
- Coordenadas GPS: N 48º 24’ 14’’ – E 8º 00’ 55’’
- Ayuntamiento: Hauptstrasse
Gengenbach asoma encerrado entre montañas. La temperatura de la zona es baja, más húmeda,
más del norte. El verde lo forra todo cual manto de árboles y hierba. La lluvia hace acto de
presencia cuando llegamos al pueblo. Apenas se ven personas, pero se presienten; no hay
animales pero en algún momento me da la sensación que el alma de África haya viajado hasta
Alemania. Esto es la Selva, aunque sea la Negra y estemos en Europa. Sorprendente.
Fácilmente encontramos el parking que nos habían recomendado en un foro de Internet. Estamos
prácticamente solos, por increíble que parezca en un lugar tan turístico. Nuestra única compañía
son una pareja de recién casados a los que están haciendo fotos en un pequeño jardín que hay
junto al parking, bajo la lluvia, como si de ésta dependiese que en la vida les fuese a llover
felicidad. El fotógrafo, empapado como un nadador olímpico recién salido de la piscina, resopla
paraguas en mano. Cada vez que coloca a los novios y los alecciona para poner cara de felicidad,
deja el paraguas abierto en el suelo y con el flash al hombro y la cámara al cuello, inmortaliza el
húmedo momento. Mientras, su ayudante, salvaguarda los vestidos de los contrayentes con un
pequeño paraguas con la publicidad de Kodak. Como buenamente puede, maquilla y peina a la
novia. Como todo a la vez no lo puede hacer, pasa el paraguas al novio para que tape a su recién
estrenada esposa. Ella le sonríe. Son recién “esposados”, no saben lo que les espera…
Antes de la visita, decidimos comer, este es uno de esos instantes que dentro de unos meses
recordaremos con cariño. La lluvia, y una ligera bruma, nos impiden ver más allá de unos pocos
metros. Durante la comida, los novios suben a un Mercedes antiguo con la típica ristra de botes
atada al paragolpes trasero, el ruido es considerable; contentos y felices, van camino del banquete
nupcial, los langostinos estarán a punto y los padres nerviosos por la tardanza, como en España,
eso no cambia.
Al acabar el almuerzo, salimos de la autocaravana a respirar el aire fresco y sano de Gengenbach.
Una brisa ligera silba entre árbol y árbol, desmadejada, perdida, buscando la salida, asustada.
Lleva en su capa un susurro, alegre y refrescante, de agua de lluvia; mientras, a su paso, va
dejando en este valle estrecho y alargado donde se encuentra el pueblo, las mágicas imágenes
del paso del tiempo. Para la lluvia y levanta la bruma, y bajo ella, aparece un lugar encantado; un
cuento hecho realidad, de gnomos, de hadas, y duendes, de historias de niños que te inundan el
corazón de color. Es Gengenbach.
Gengenbach es un lugar que debió inventarse en un cuento. Tiene una calle principal abarrotada
de pequeños comercios y oficios de antiguo. Alrededor de ella, afloran decenas de callejuelas
estrechísimas donde sólo caben tres o cuatro personas, y que en el caso de encontrarte con una
excursión de japoneses, tienes que dar media vuelta. Calles de japoneses o tú… siempre de
japoneses: no te dejan pasar.
1...,87,88,89,90,91,92,93,94,95,96 98,99,100,101,102,103,104,105,106,107,...240
Powered by FlippingBook