finlandés. Una vez más la región de Karelia fue controlada por el Ejército Rojo
lo que provocó la inmediata renuncia del presidente Ryti, promotor de la
alianza con Alemania. Lo sucedió el general Mannerheim, que negoció un
armisticio con Moscú, reconoció el tratado de 1940 y organizó la lucha para la
expulsión de las tropas alemanas. Finlandia perdió en la guerra casi medio
millón de vidas.
Al culminar la guerra, las alianzas entre socialdemócratas y agrarios
volvieron a controlar la vida política. Como resultado de ese consenso, el líder
del Partido Agrario (después del Centro), Urho Kekkonen ocupó la
presidencia entre 1956 y 1982. A su vez, figuras del SDP ocuparon casi
ininterrumpidamente el cargo de primer ministro.
En la posguerra, Finlandia debió enfrentar una situación crítica desde el
punto de vista social y económico. La producción se había paralizado, los
desocupados sumaban miles y más de trescientos mil refugiados ingresaron al
país desde Karelia. La neutralidad se convirtió en un principio básico de la
política exterior finlandesa. En 1948, Helsinki y Moscú firmaron un Tratado
de Amistad y Cooperación y siete años después la URSS devolvió la base naval
de Porkkala a Finlandia a cambio de la renovación del tratado, que fue
ratificado en 1970 y en 1983. En 1955 Finlandia se adhirió a la Asociación
Europea de Libre Intercambio (AELI; en inglés EFTA) e ingresó en las
Naciones Unidas y el Consejo Nórdico, pero rechazó la creación de una unión
aduanera en ese marco. Finlandia fue el único miembro de la OCDE que tuvo
a la vez relaciones con la CEE occidental y con el CAME socialista. En la
década de los 80 Finlandia incentivó su industria maderera (eje de la
economía) y promovió la industrialización, beneficiándose de un activo
comercio exterior. Sin embargo, el crecimiento económico se frenó con la
desintegración de la URSS que le compraba más del 25% de las exportaciones.
A partir de 1991, el actual primer ministro centrista, Esko Aho, impulsó un
duro plan de ajuste que fue resistido por los trabajadores. Al entrar la
economía en una fase de estancamiento, el nivel de vida del finlandés medio
descendió y la desocupación pasó de un promedio de 3’5% a más del 20% en
diciembre de 1993. Finlandia solicitó en 1992 su ingreso a la UE. Un
referéndum realizado en 1994 apoyó la iniciativa, que se concretó a comienzos
de 1995. El impacto interno de esta medida fue suavizado por subsidios
especiales para el sector granjero, en desventaja respecto a sus socios
comunitarios por el clima frío del país. También se le permitió mantener
parte del monopolio estatal en materia de salud pública y venta de bebidas
alcohólicas.
La gastronomía típica finlandesa se basa principalmente en el pescado,
las patatas y el pan negro de centeno. Las comidas en los restaurantes suelen
salir caras, sobre todo la cena. Por suerte, muchos restaurantes ofrecen menú
del día por unos 7 €, que incluye ensalada, pan, leche, café y postre, además
de considerables raciones de sustanciosa comida: salchicha o pescado, y