Aquitaine y Midi-Pyrénées 2013
164
rojo y negro del equipo de rugby de la ciudad que engalanan calles, tiendas y restaurantes los
días de partido importante-.
Rue de Taur en Toulouse con la torre de la Basílica de San Sernin de fondo
El ladrillo define la arquitectura de Toulouse desde hace siglos. Dado que no existía una gran
producción de piedra en la región y salía muy cara traerla de otros lugares, prácticamente todo el
centro histórico de la ciudad se construyó con este material. Antiguamente- y en algunos edificios
del centro aún se pueden ver restos de esta práctica-, se intentaba disimular con capas de cal
sobre el ladrillo que simulaban la textura y el color de la piedra, pero con el paso del tiempo se ha
ido imponiendo el color rojo que, en mi opinión, le da una
tremenda personalidad
.
Ese color rojo es el del centro de la ciudad, con muchas calles estrechas y retorcidas -aunque
varias de ellas, también con gran importancia comercial- y puertas de edificios particulares que
dan paso a patios tranquilos, empedrados con gijarros del río Garona, donde parece que la
animación de la ciudad se detiene. Entre ellas se abre la explanada de la
Plaza del Capitolio
,
que alberga el Ayuntamiento y es el centro de la vida social de la ciudad.
Los tintes del Renacimiento
La historia de Toulouse tiene una etapa dorada en el Renacimiento con el
comercio del pastel
y
eso se nota en la arquitectura de su centro histórico, donde sobreviven algunos palacios de
aquella época. El pastel -cuyo nombre podría traducirse en español como “glasco” o “guasco”- es
una planta cuyas hojas se utilizaban como tinte para la ropa, dejando un color azul celeste muy
característico. Esta planta se producía cerca de Toulouse y la ciudad se convirtió en centro de su
comercio durante los siglos XV y XVI.