disuasorio, por lo que yo antes de marchar, y con la ayuda de Google Maps y Street
View, había localizado una zona a las afueras, en la que ya no se pagaba zona azul.
La calle en cuestión se llama Nieuwendam y se encuentra en el distrito de
Ámsterdam Norte.
Aparcamos y bajamos las bicis, teniendo cuidado de no dejar a la vista dentro
del coche ningún objeto “apetecible” (GPS, Ipod, etc.) Desde allí cogemos el carril-
bici en dirección al cauce del río Amstel, que tenemos que cruzar para llegar al
centro de la ciudad. El trayecto no llega a los 2 kilómetros todo por carril-bici, hasta
la llamada IJplein, que es una plaza al borde del río que cuenta con una parada de
transbordador. El transbordador es gratuito, y se puede viajar tanto a pie como en
bici o ciclomotor. Tiene una frecuencia de unos 15 minutos, tiene varias líneas y
une la zona norte con la Estación Central.
Parada del trasbordador en la Estación Central
Circular en bicicleta por el centro de Ámsterdam no es sencillo, requiere un
buen manejo de la misma, y mucha atención, ya que el tráfico ciclista es poco
menos que caótico. Hay bastantes carriles-bici, pero los ciclistas amsterdaneses son
poco respetuosos con las normas, los semáforos y las preferencias. Nosotros para
evitar esa vorágine, y más con niños, dejábamos las bicicletas en un parking para
bicis subterráneo (sí, sí, sólo para bicis) que estaba a unos 900 metros de la estación
central, y al lado del conservatorio de música y de la biblioteca pública. El parking
es gratuito y sólo hay que tener la precaución de candar bien las bicis, los lugareños
estilan gruesas cadenas y candados. Nosotros llevábamos los típicos candados de
cable y combinación, además de dos candados en U, que fueron suficientes, ya que
no tuvimos ningún percance en la mismas. Hay otros aparcamientos para bicis,
además de la calle, pero no son tan recomendables como el que nosotros
usábamos.