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Día 13 – Hacia los Alpes

Hoy toca una etapa larga, 550 km con final de montaña: tenemos previsto llegar hasta los Alpes, y

pernoctar ya pasada la frontera francesa, por la zona de Briançon. Cuando planeamos el viaje,

planteamos diferentes alternativas en cuanto a paradas intermedias por Italia para descubrir alguna

otra ciudad, pero las opciones principales o bien ya las conocíamos, o consideramos que no merecían

mucho la pena. Optamos por llegar a los Alpes, con la posibilidad de extender la escala por un día más

para hacer alguna excursión sencilla si la zona nos parecía merecerlo, y hemos elegido un camping

francés, pasado Briançon, por resultar mucho más económicos y aparentemente mejores que los

italianos sin más que adentrarnos unos kilómetros más allá de la frontera.

Volveremos de Italia a España por la ruta de los Alpes, por sugerencias de webcampistas. Todos

nuestros anteriores viajes a la zona (tres) los hemos hecho por las autopistas de la costa, vía Niza y

Génova, y la verdad es que no son cómodas. Esta otra ruta por los Alpes es prácticamente igual en

kilómetros y también en coste de peajes, pero vamos a probar…

Autopista de peaje continua hasta Turín. Desde allí, empezamos a subir sin parar, todavía por

autopista, mientras nos adentramos en las estribaciones de los Alpes. Finalmente, dejamos la

autopista (no queremos pagar los 50€ del túnel del Mont Blanc) para cruzar por el puerto, vía Briançon.

Lo he consultado detenidamente en Google Maps y no hay nada que temer: una carretera

suficientemente ancha en todo el camino, sin problema para cruzar con caravana más allá de exprimir

un poco el motor del coche en la subida, y actuando como freno en la bajada.

Subimos sin mayor problema y empezamos a bajar. La pendiente es fuerte pero no excesiva (8%),

aunque sí muy prolongada, y al final tengo que meter segunda en las partes más viradas para evitar

que se embale o tirar demasiado de frenos. Bajamos despacito pero seguros, y eso nos salva cuando,

en una de las muchas curvas sin visibilidad, aparece un loco en sentido contrario ocupando nuestro

carril. Frenazo de quedarnos clavados (¡menos mal que íbamos despacio!) mientras el otro pega un

volantazo para volver al carril en el que debería estar. Pasó a centímetros de nosotros. Pedazo de

gilipollas, para que luego la fama la tengan los italianos (éste era francés…).

Sin más incidentes, llegamos al camping L’Iscle de Prelles y nos instalamos. Un camping de montaña

básico. Demasiado básico: los baños son para llorar. Vale, están más o menos limpios, pero tienen por

lo menos 50 años, y los retretes son de agujero en el suelo, todo ello metido en unas barracas oscuras

y decrépitas. Hay unos baños junto a la piscina que al parecer están averiados, y creo que esos están

reformados, pero si no podemos usarlos nos da lo mismo.

Tampoco lo que se ve a nuestro alrededor es muy atractivo: serán los Alpes, pero podríamos estar en

cualquier sitio de montaña vulgar y corriente sin especial interés. Puede que haya algún rincón

escondido con cierto atractivo, pero desde luego lo que vemos desde el valle no nos llama la atención,

y dado lo poco acogedor del camping, la decisión es sencilla: haremos noche y seguiremos camino.

Otro día ganado para la playa. Iban a ser 3 y al final serán 6. No está mal, dará para descansar.