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En mis apuntes interneteros hablan de un sitio donde te ponen buena pasta fresca con salsas a elegir

para llevar, a buen precio. Te la sirven en cajas de cartón, como las que vemos en las pelis americanas

para la comida china. Vamos a ver qué tal, pero no nos convence: en el establecimiento no hay ni un

taburete en el que sentarse, y no nos apetece volver a comer tirados en la calle. Tampoco el menú

parece para tirar cohetes. Decidimos buscar otro sitio.

Está fácil: al lado está “mi trattoria”. El sitio en el que comí varias veces en mi primer viaje a Venecia,

hará ya al menos 27 años, donde descubrí lo que eran los

espaghetti alla carbonara

o la pizza

calzone

,

en unos años en los que en España no se conocía mucho más que los macarrones con chorizo. Se trata

de un pequeño restaurante muy asequible en un callejón, con una terracita interior en un patio

arbolado y tranquilo. Seguía existiendo, y los precios seguían siendo muy competitivos, podría decirse

que incluso baratos. Así que allí entramos, a recordar viejos tiempos.

La verdad es que no nos defraudó. Por unos 50€ comimos todos un plato de pasta con bebida en un

sitio agradable y tranquilo. Carbonara auténticos (sin nata, por supuesto),

amatriciana

,

gnocchi

quattro formaggi

… La calidad, pues muy aceptable por ese precio; sin ser espectacular en absoluto,

comimos muy bien, y hacerlo sentados y tranquilos después de tanta pizza comida de cualquier forma,

se agradece.

Mientras comemos, debatimos: ¿qué hacemos mañana? Nos queda aún la tarde de hoy para pasear

tranquilamente, lo esencial de Venecia ya está visto y ahora sólo queda disfrutar de la ciudad o

descubrir sus miles de rincones ocultos. ¿Queremos dedicarle un día más con calma, o ganarlo para

estar en la playa? La decisión está en manos de Laura: nosotros conocemos muy bien Venecia, ya la

hemos disfrutado con calma muchas veces, es ella quien debe decir si quiere seguir otro día aquí o ir

a la playa.

Difícil decisión. Muy difícil. Venecia le ha encantado, pero también le atrae un día más de playita en la

Costa Brava. Cuesta decidirse. Finalmente, optamos por la playa, aunque con muchas dudas.