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Llevo una lista de algunos sitios

recomendados en foros y similares, y vemos

que hay una pizzería cerca de la que hablan

bien, así que allá vamos. Es un

establecimiento minúsculo que venden hacia

la calle, como tantos otros en Venecia, pero

aquí sí parece que hacen su propia masa, y

además te hacen la pizza en el acto, no es

recalentada. Toca esperar 10 minutillos, y

merece la pena comprarlas enteras (te llevas

una por lo que cuestan dos o tres porciones).

Lo malo es que no hay dónde comerla, te

toca buscarte la vida, pero a 20 metros hay

un callejón estrecho por el que no pasa

nadie, con unas pequeñas escaleras al fondo,

y allí nos sentamos a dar cuenta de la cena.

No está mal, es pizza. Los champiñones y las

verduras son conservas de bote. Pero la

verdad es que por lo que costó, no se puede

pedir más.

A la vuelta descubrimos que nuestra cena

pudo salirnos cara: el ayuntamiento de

Venecia se está poniendo duro con los

turistas, y están poniendo multas muy elevadas por sentarse a comer en la calle. En las inmediaciones

de los sitios más turísticos (San Marco, Rialto…) hay carteles advirtiéndolo, pero en teoría está

prohibido en toda la ciudad. No creo que en un callejón como en el que estuvimos nosotros fuera

especialmente peligroso, pero… vimos luego en la prensa que a unos que lo hicieron en Rialto este

verano incluso llegaron a expulsarles de la ciudad.

Con el estómago lleno, decidimos ir volviendo hacia el camping, por hoy ya vale como primer contacto.

Mañana disfrutaremos de la ciudad con algo más de calma.