

Tarde tranquila de lectura y paseo junto al lago (no hace falta ni bañarse, la temperatura por esta zona
es ideal), cena temprano para escapar de los bichos (vamos aprendiendo), buen control de la puerta
de la caravana y las luces, y a encerrarnos dentro en cuanto oscurece, como el resto de campistas, que
es la hora de las sombras, de las fuerzas del mal, la hora de encerrarse en casa y atrancar puertas y
ventanas. Jo, ni que estuviéramos en Transilvania…
Maravilloso, el ser humano aprende pronto a adaptarse a las adversidades, y con estas precauciones
conseguimos pasar una tarde-noche agradable y sin bichos.