

Jueves 18/08/16:
Hoy vamos a Colmar, hemos estado muchísimas veces, pero es una ciudad con
un centro espectacular y no te cansas de pasear por sus calles. La última vez que estuvimos, estaba
llena de mercadillos de Navidad, hacía frío y bebíamos vino caliente especiado mmmm que rico!!!.
Aparcamos en zona azul cerca de la Petitte Venice. Tenemos 2 horas de paseo. La ciudad está
preciosa, como siempre, llena de flores y de gente. Hay mercado, y en uno de sus puestos venden
una especie de cucharitas, con las que un chico hace decoraciones con mermeladas y salsas. Me
invita a probar y escribo mi nombre fácilmente. Me explica que se puede hacer con salsas dulces o
saladas. Compro un pack de 2 y me comenta que en Youtube tiene videos donde enseña cómo
utilizarlas. Después mirándolos, me doy cuenta que es un chef bastante famoso en Francia.
Nos marchamos dirección Strasbourg con la intención de comer en un Flunch. Como siempre,
comemos muy bien por no mucha pasta. De vuelta a casa paramos en Bergheim, es un pueblo que
he visto en una postal y forma parte de la ruta del vino, pero nunca hemos visitado. Aparcamos justo
en la entrada, delante de la iglesia. Xavi se queda en el coche haciendo la siesta y Ariadna y yo nos
vamos a hacer las turistas. El pueblo es pequeño y en el centro hay casas muy bonitas, decoradas
con flores como es habitual por esta zona (y muchas otras de Francia). No hay prácticamente gente
por la calle (es temprano). Vemos que hay WC públicos, que son más que correctos, están limpios y
no huelen mal (a diferencia de muchos de algunos bares…). Llegamos hasta el otro extremo del
pueblo, donde hay una torre que era una antigua puerta y forma parte de la muralla. De vuelta al
coche, nos encontramos las catalanas que conocimos en Eguisheim. Ariadna se queda en el coche
y nosotras nos vamos hacia la salida del pueblo para ver las murallas desde el exterior. Hablamos
de como continúan nuestros respectivos viajes y nos despedimos. De vuelta, antes de ir al coche,
visito el jardín que está al lado de la iglesia. Le llaman el jardín de las brujas y es pequeño y coqueto.
De vuelta al camping, cuando pasamos por mi pueblo, me dejan allí, quiero hacer fotos. Camino
relajadamente y miro todos los rincones. Los pocos que paseamos a esta hora, podemos contemplar
la cantidad de cigüeñas que hay en los nidos de los campanarios. Vuelvo por el caminito peatonal
que transcurre entre huertos y casas con jardín. Veo una Gite d’Étape que parece un hotelito. Se ve
muy nueva y moderna. Paro delante del parque de cigüeñas. Los nidos de los alrededores están
llenos. Hace un sol de atardecer muy bonito y unas nubes añaden encanto al cielo. Cuando vuelvo
al camping, veo que nuestra “invitada” merodea por allí. ¿Sabrá que es la hora de preparar la cena?
Ariadna le da pan y se lo come. También le da un poquito que queso que compramos en la R. Checa
que no nos guasta, pero a ella tampoco. Se lo ponemos cerca del agujero que tiene Ratatouille en
nuestra parcela y vemos que al cabo de un rato ha desaparecido buena parte de él. Le ponemos más
por si tiene familia a quien alimentar… Cenamos, recogemos y a dormir.
Bergheim