Paseamos por los jardines y el paseo de la ciudad que mira al mar, llegando a La
Klosterkyrkan, abadía construida en el siglo XV, igualmente impresionante y que
también combina elementos góticos y renacentistas. En su interior permanecen las
reliquias de Santa Brígida y esculturas del tardo medioevo, entre las que figura una
representación de la santa durante una revelación. Nos adentramos en el pueblo y
hacemos muchas fotos de sus bonitos rincones, con casas acogedoras de suaves colores
pastel rivalizando en el arte de la jardinería y ventanas que te invitan a mirar en su
interior -no, no lo hacemos, por supuesto, pero no por falta de ganas-.