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Chateau de Blois
A las 14:00h estamos entrando en Blois. Tan sólo 20 Km son los que separan un castillo de otro. Bien
indicado, conseguimos encontrar a la primera el parking para autocaravanas que hay junto al río.
Aprovechamos la tranquilidad del momento, y que el estómago está empezando a dar síntomas de
necesidad, para comernos unos macarrones con queso que hacen las delicias de los tres habitantes
de la autocaravana. Frutas variadas y el obligado café diario completan el menú del día. Una pequeña
siesta de media hora y nos ponemos en marcha.
La ciudad está construida como un anfiteatro sobre las colinas que dominan el Loira. Una gran parte
de Blois fue dañada durante la guerra y las nuevas construcciones fueron edificadas de manera que el
castillo quedara despejado. La ciudad alta y la ciudad baja están unidas por una escalera monumental,
coronada por la estatua de Denis Papin, inventor de la olla a presión y natural de la región.
Un paseo de algo más de 20’ por unas empinadas y tortuosas callejuelas, nos lleva a la parte alta de la
ciudad, donde se encuentra el famoso Castillo. La oficina de turismo se encuentra junto a él, en la
misma plaza.
No tenemos pensado entrar a ver el castillo, sólo queremos ver la escalera de Francisco I, que hacía
también de palco para presenciar las fiestas organizadas en el patio. Para nuestra sorpresa nos
encontramos con que la verja de la entrada desde donde se ve el patio y la escalera, está cubierta con
un paño, de manera que no puede verse entera; para poder verla y fotografiarla hay que pagar la
entrada al castillo.