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Entramos en Cheverny previo pago de 16,20€. Este castillo no puede verse, ni siquiera por fuera, si no
se paga la entrada, es el primero en el que se nos da esta circunstancia, ya que hasta ahora todos los
que habíamos visitado se podía, aun no entrando a ver su interior, ver y fotografiar su exterior, en este
no.
El castillo de Cheverny, mandado construir por Henri Hurault entre 1604 y 1634, está inspirado en el
estilo italiano del s. XVI. Está construido con piedra de Bourré la cual tiene la particularidad de
blanquear con el paso del tiempo. Desde entonces pertenece a la misma familia. Y ese posiblemente
sea el secreto de este castillo, el constante cuidado que, a través de los siglos, las 17 generaciones de
la misma familia han tenido sobre él. La visita es emocionante por su autenticidad y porque está llena
de detalles curiosos. Un libro abierto sobre un escritorio, una mesa puesta con platos de porcelana y
copas de cristal, juguetes en la habitación de los niños, ramos de flores frescas por todas las
habitaciones, fotografías recientes de los distintos miembros de la familia y un desayuno perfectamente
preparado sobre una pequeña mesa hacen más familiar e íntima la atmósfera silenciosa de esta
mansión. Es, sin lugar a dudas, el más acogedor de cuantos hemos visto en el Valle del Loira.
En el comedor hay unas pinturas murales de Jean Mosnier que recrean las aventuras de Don Quijote.
Llama poderosamente la atención un imponente aparador de roble macizo con el escudo de armas de
la familia, una cruz azul y soles rojos. La cámara del rey fue también decorada por Jean Mosnier, quién
pintó la dramática historia de Perseo y Andrómeda. En esta estancia hay una bonita cama con
baldaquino tapizada con sedas persas.
Este castillo magníficamente amueblado, inspiró al creador del personaje de Tintín, Hergé, para dibujar
el famoso castillo del Capitán Haddock, el Moulinsart. De hecho, hay una exposición permanente
titulada "Los Secretos de Moulinsart".