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Amboise es una pequeña ciudad situada a orillas del Loira y famosa por este célebre castillo real. Aquí
nació y murió Carlos VIII, rey de Francia. En 1519, después de una estancia de tres años, murió en
esta localidad Leonardo da Vinci. Frente al castillo, en la orilla opuesta del río, se encuentra una
estatua de bronce del genio italiano, muy mal cuidada por cierto. Su entorno es usado de vertedero y
de urinario público.
El castillo se alza sobre una roca que domina el Loira, aupado sobre poderosas torres reconstruidas en
el siglo XV. A escasos metros, se puede ver el castillo de Clos Lucé, donde Leonardo da Vinci vivió sus
últimos años y donde pueden contemplarse algunas de las famosas maquetas mecánicas construidas
según diseñó el genio italiano.
Chateau de Chenonceau
Volvemos a la autocaravana y ponemos el GPS en marcha. Nuestro último destino del día es el
Castillo de Chenonceau. Salir de aquí no va a resultar fácil. Hay algunas calles en obras y eso el
TomTom no lo sabe. Aplicamos el dicho de que todo lo que entra sale, y como hemos sido capaces de
entrar hasta aquí, de aquí tenemos que salir, por lo que nos ponemos manos a la obra. Tras callejear
un poco, atravesar unas cuantas rotondas (que cariño tienen estos franceses a las rotondas), y volver
a callejear otro poco, al fin salimos de Amboise. Leído/escrito así parece fácil y rápido pero no lo es
tanto. Cogemos la carretera de circunvalación D31 y al llegar al cruce de La Croix-en-Touraine giramos
a la izquierda y tomamos la N76 que nos lleva hasta Chenonceaux, que es como se llama el pueblo
donde está el Castillo de Chenonceau (sin la “x”). Es fácil la localización del desvío de la N76 ya que el
giro se hace en el Park de los Mini-Chateaux, un recinto que tiene a escala 1/25 los Chateaux más
famosos del Loira. Desde la D31 se ve perfectamente el enorme cartel del Parque. La distancia entre
Amboise y Chenonceaux es de tan sólo 13km.
