

Londres y el sur de Inglaterra
Página 146
sombrías de castaños engendren en un paisaje a la vez austero y grandioso. Todos los viajeros,
después del paso del escritor Prosper Mérimée, por otro lado inspector de Monumentos históricos,
que confesó, en 1837, no estar "en absoluto preparado a encontrar tantas riquezas en un parecido
desierto", fueron impresionados por el aspecto "salvaje" del emplazamiento de Conques. No obstante,
este cuadro natural se revela particularmente bien elegido y presenta ventajas climáticas claras. La
iglesia y el pueblo están instalados en la ladera soleada, protegidos de los vientos del norte, y
suficientemente altos para escapar de la humedad y a las nieblas del fondo del valle. Abundantes
manantiales les aportan el agua indispensable a la vida.
Alrededor de Conques, existe una serie de miradores naturales permitiendo así descubrir el conjunto
del emplazamiento bajo aspectos diferentes:
-al sur, el emplazamiento de Bancarel permite tomar el pueblo de Conques, casa por casa.
-al norte, una serie de vistas de altura, desde los viñedos, ofrece diferentes puntos de vista sobre la
iglesia abacial y sobre los tejados de pizarra plateada del pueblo.
-al este, en la aldea de Guillebastre, que domina las gargantas de Ouche, se abre un ancho panorama
en la dirección de Conques.
-al oeste, más allá del puente medieval que tomaban los peregrinos de Santiago de Compostela, la
subida llena de curvas ofrece seguramente los puntos de vista más bellos
sobre el emplazamiento y su medio ambiente natural.
Orígenes de la abadía
Conques debe su origen a una ermita. Los raros textos de los que
disponemos mencionan, en efecto, un cierto Dadon o Datus, que
se había retirado a finales del siglo VIII, a este lugar salvaje para
llevar una vida contemplativa. Datus, abreviación del latín
Deodatus (Déodat, en francés Dieudonné) es un apodo que hace
probablemente alusión a la vocación religiosa de "el que se da a
Dios". Es casi posible de determinar el emplazamiento de su
ermita: nadie duda, en efecto, que la fuente del Plo que fluye
ahora al pie de la iglesia, debajo del actual pórtico, haya sido el
elemento determinante en la elección del anacoreta. Poco
después de su instalación, según una carta fechada en el año 819, "un hombre lleno de
piedad, llamado Medraldus, se retiró al mismo lugar y vivió con Dadon. Su santidad se
extendió por los países vecinos. Entonces, otros, sintiéndose atraídos por la misma vida
contemplativa, decidieron tomar este tipo de vida. El grupo piadoso aumentó poco a poco y elevaron
en este lugar una iglesia dedicada al "santo Salvador" Pero Dadon, estimando sin duda su misión
cumplida y fiel hasta el final a su vida de soledad, eligió el "desierto" por una
segunda vez y se fue a fundar la ermita de Grand-Vabre, a unos kilómetros al
Sur de Conques, en el valle del Dourdou. Previamente, confió la dirección del
monasterio, que no tardará de adoptar la regla de San Benito, a su primer
discípulo Medraldus.
Es la época donde los soberanos carolingios, por motivos tanto políticos como
religiosos, favorecían y colmaban de ventajas los monasterios de su imperio.
A decir verdad, sin esos favores reales, el desarrollo de la abadía conquese
habría sido obstaculizado o incluso irremediablemente comprometido por la
pobreza del lugar, incapaz de sostener una población numerosa de monjes.
Louis el Piadoso, rey de Aquitania, durante la vida de su padre Carlomagno,
habría visitado, en varias ocasiones, el monasterio de Medraldus, colocándolo
bajo su protección e imponiéndole incluso el nombre de Conques. En 819,
hizo nada menos que diez donaciones de tierras a su favor. Veinte años más