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Día 3 – Roma en julio es mucha Roma

Desayunamos, nos aseamos y nos marchamos a coger el cercanías, que es la forma más práctica de

llegar al centro. El camping tiene un bus que te acerca a la estación (está cerca, pero no tanto como

para ir andando), pero además de costar 1€ por persona (un abuso para el equivalente a una sola

parada de autobús) sólo pasa cada hora. Para ir, vale, pero para volver es una jodienda, y en Google

me ha parecido ver que por la zona de la estación no debe ser difícil aparcar. Así que vamos en coche.

Aparcamos sin problema y gratis al ladito de la estación. Cogemos el tren (4€ por persona, creo

recordar que era ida y vuelta) y bajamos en Roma-Ostiense, junto a la pirámide de Cayo Cestio y una

puerta de la muralla. Caminata hacia el foro (hemos decidido empezar por lo duro, ahora que estamos

aún frescos). No podemos negar lo que somos: gorras, gafas de sol, pantalones cortos, sandalias para

llevar los pies fresquitos (¡gran error!) y mochilas repletas de agua. Preparados para cruzar el desierto.

Es temprano y ya pica el sol…

Hasta el foro es una buena caminata, media horita de pateo, pero por el camino vamos viendo la

pirámide y el Circo Máximo y les vamos contando a los niños lo que era aquello. Ni una cosa ni la otra

merecen mucho la pena, pero amenizan el camino hasta llegar a la entrada del foro.

Allí la cola es enorme, tenemos por lo menos para media hora, si no más. Mi hija empieza a

recriminarme, porque me insistió una y otra vez en que sacase las entradas por internet, pero yo le

respondía que nunca había visto grandes colas a la entrada del foro, y no me apetecía pagar los 3€

extra por barba que te piden en Italia cada vez que quieres comprar entradas online. Claro, yo había

estado siempre en Roma en octubre o noviembre (¡qué gusto! Roma hay que visitarla en esas fechas)

y ahora en julio me encontraba con aquellas colas…

Nos pusimos a hacer cola y decido acercarme a la taquilla para ir viendo precios y demás. Cuando me

acerco, veo que las taquillas están vacías: ¡la cola es para entrar! Pues vale, iré cogiendo las entradas.