Día 2 – El Mare Nostrum
Hoy va a ser prácticamente un día de navegación. No sabemos bien cuándo llegaremos a Civitavecchia:
creo que estaba previsto sobre las 21:00, pero tras el adelanto en la hora de salida, no hemos tenido
actualización. Además, todos dicen que siempre llega con varias horas de retraso…
Desayunamos en el camarote (hemos traído zumos y batidos y unos cuantos bollos y magdalenas) y
subimos a cubierta. ¡Guau, qué viento! Claro, luego nos damos cuenta: es que vamos a toda máquina,
esto es como ir en un descapotable; no es que haga viento, somos nosotros a toda velocidad sobre las
aguas. Navegamos a 28 nudos, algo más de 50 km/h, según veo en la web de Grimaldi.
Hace un día espléndido, y en la zona de
la piscina hay ya bastante gente
tumbada en las hamacas. Aún quedan
algunas libres, así que allá vamos. En
breve, los más dormilones ya no
encontrarán ni una.
Nos tumbamos a tomar el sol con un
librito, que tampoco hay mucho más
que hacer, y en breve llegamos a Porto
Torres, Cerdeña. A contemplar la costa
(fea en esta zona) y las maniobras de
atraque. El barco se vacía (casi todos
los turistas se quedan en Cerdeña, sólo
parecen continuar los camioneros) y
vuelve a llenarse al rato con los
italianos que han terminado sus
vacaciones en la isla y vuelven a casa.
Sigue pasando el día entre lecturas,
bañito en la piscina, asomarse a
cubierta mirando al mar… Y
finalmente llegamos a Civitavecchia.
¡Es prontísimo! Sobre las 5 y media de
la tarde, creo. No sólo no se ha
retrasado, sino que hemos llegado
mucho antes de lo esperado.
Llegado el momento, anuncian que los que tengan coche pueden bajar a por él; en este caso, toda la
familia juntos, ya no es necesario que vaya solo “
il conducente
”. El desembarque de coches y camiones
va a toda mecha, cuando llegamos a nuestro coche ya está despejada prácticamente toda la planta, y
eso que hemos bajado rápido. Lo malo es que estamos encajonados contra la pared y hasta que no
salgan todos los camiones de alrededor no podremos movernos.
Pronto se despejan dos carriles, y el estibador me dice que adelante, que salga. Tengo que maniobrar
un poco marcha atrás para separarme de la pared, y girar 180º. Pero no me da el radio de giro, hay
otra fila más de camiones que me estorba. Intento maniobrar hacia atrás, pero tampoco tengo sitio.
Le digo al estibador que nanái, que no salgo. Y me dice que hay que esperar a que se desaloje la fila, y